INTERNACIONAL

Persiste el caos y la corrupción en la distribución de la ayuda humanitaria en Haití

A un mes del sismo, el esfuerzo internacional está teñido de confusión, problemas de seguridad y falta de coordinación. Galería.

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| James Felix

Después de poco más de un mes de que un terremoto diezmó a la capital de Haití , Puerto Príncipe, junto con las ciudades vecinas, el esfuerzo internacional para dar alimentación y alojamiento a los cientos de miles de haitianos sigue siendo acosado por la confusión, problemas de seguridad y falta de coordinación.

Ayer el jefe de asistencia humanitaria de la ONU, John Holmes, reprendió a las agencias de ayuda en Haití por su mala coordinación y pocos recursos, que según dijo debilitó la confianza en su capacidad para responder al sismo, mostró un correo electrónico filtrado. Holmes pidió a las agencias tomar un enfoque más agresivo para ayudar a Haití.

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Fuera de la capital, los periodistas locales en las provincias afectadas de Leogane, Petit-Goave y Jacmel acusan a organismos internacionales como la Cruz Roja francesa de no frenar la creciente tendencia a la corrupción en la distribución de la ayuda y el aumento de un mercado negro de los suministros de ayuda.

Dicen que "la Cruz Roja francesa ignora las obligaciones de coordinación con las autoridades locales, y que no tiene control en la carga a intermediarios haitianos a distribuir boletos con que las personas pueden reclamar los suministros de emergencia". "Con demasiada frecuencia estos boletos son en realidad vendidos por 250 Gourdes ($ 6 USD) por boleto o se intercambian por favores sexuales".

En respuesta a estas acusaciones, Leticia Martín, de la Cruz Roja francesa, dice: "Nosotros no podemos controlar estos casos aislados de empresas paralelas llevadas a cabo por nuestros reclutas voluntarios". “Tanto la Cruz Roja de Haití como la Federación Internacional de la Cruz Roja se concentran en trabajar estrechamente con organizaciones locales y autoridades para garantizar que la ayuda llegue a las personas más vulnerables".

Sin embargo, la eficacia de esta coordinación es difícil de conservar siendo que Haití se encuentra entre los diez países más corruptos del mundo según la última medición del Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) elaborado por Transparencia Internacional. Y a la vez, la mayoría de los observadores, dentro y fuera de Haití, estén de acuerdo de que el gobierno haitiano tiene poca integridad financiera.

"El efecto combinado de un gobierno frágil, una enorme afluencia de recursos y mala coordinación crea una ‘tormenta perfecta’”, dice Roslyn Hees, asesor principal del Programa de Asistencia Humanitaria de Transparencia Internacional. "Pero lo peor está por venir. Ahora son jefes de aldea vendiendo bonos por 250 Gourdes, pero más adelante será un ministro haciendo maromas con contratos de 50 millones de dólares," añade. De hecho, cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estiman en 14 mil millones de dólares el costo total de la reconstrucción del país caribeño

Para los contribuyentes de los países donantes y para los que, sólo en los EE.UU., han dado más de 600 millones de dólares de su propio dinero, la perspectiva de que se ofrezca miles de millones más de dólares en una próxima conferencia de ayuda humanitaria en la sede de la ONU en la ciudad de Nueva York el próximo 31 de marzo es extremadamente preocupante.

“Lo que hace falta es poner el tema de la corrupción sobre la mesa en marzo para que pueda ser tratado como un problema visible,” explica Hees. “Todos los actores interesados deben reunirse y comenzar a analizar si el tema en cuestión se debe a la ineficiencia, al caos o a la corrupción".

Los haitianos, que han tenido que lidiar con la pérdida de sus familiares y sus hogares, ahora se enfrentan con otros ciudadanos que se benefician de su dolor. Sin embargo, la mezcla tóxica de la frustración y la psicosis en las calles es cada vez mayor.

Incluso para aquellos que sobrevivieron, las numerosas réplicas -algunas tan graves como magnitud 6,1- han mantenido a muchos haitianos en un terror constante. Y casi todos están cargados de recuerdos horribles. En los días siguientes al terremoto, es prácticamente imposible evitar ver los cadáveres amontonados en las calles algunos entre ellos parcialmente quemados.

"Cuando llegamos a la morgue del Hospital General de Puerto Príncipe, dos días después del terremoto, había un olor insoportable en el aire", explica Gotson Pierre, un periodista de Puerto Príncipe que viajó conmigo a Leogane. "La anarquía y la confusión me hizo pensar en los carnavales y me perdí en una orgía de cadáveres hinchados y descompuestos sobre el piso helado del hospital". "No puedo sacar estas imágenes de mi cabeza".

Y mientras más dinero se recauda y mientras que el gobierno de Haití trabaja lentamente para volver a poner el país de pie, la temporada de lluvias se está por venir amenazando las vidas de miles de estas personas traumatizadas quienes están durmiendo a cielo abierto, turnándose para el uso de las carpas. (*) Especial para Perfil.com