Adolf Hitler mandó a construir en 1936 un complejo para que los soldados y obreros del partido nazi pasaran sus vacaciones. El Coloso de Prora es un conjunto gigantesco de ocho edificios con diez mil habitaciones ubicados al frente del mar en una idílica isla del Báltico, al noreste de Alemania.
En 1938, más de diez millones de personas pasaron sus vacaciones con la organización, que tenía el objetivo de dar fuerza, salud y productividad al pueblo alemán, además de prepararlo en cuerpo y mente para la guerra.
Prorano llegó a construirse del todo, y tras la Segunda Guerra Mundial, quedó en manos del ejército soviético, que lo usó de base militar. Después pasó al ejercito de Alemania Oriental, que lo utilizó como escuela militar.
En el mismo sitio donde en los años treinta trabajaron nueve mil obreros, y más tarde prisioneros de guerra y trabajadores esclavos, hoy surgen departamentos de distintos tamaños en un resort con pileta y spa. Algunos bloques fueron comprados por inversores que aprovechan las ventajas impositivas que da la ley alemana de preservación de monumentos, informó el diario Clarín.
Empresas privadas e inversores transformaron el abandonado centro vacacional de Hitler en un complejo de lujo con departamentos con pileta y spa. La venta de departamentos de Prora desató la polémica entre los que consideran que estos edificios son patrimonio arquitectónico e histórico.