Washington - La llamas devoraron a la velocidad de un rayo los secos bosques y campos de California. "Las condiciones eran perfectas para que se desatara un fuego devastador", dijo el gobernador del estado, Arnold Schwarzenegger. Y es que la falta de lluvia y las elevadas temperaturas, por encima de la media, han achicharrado el suelo, convirtiéndolo en pasto ideal para las llamas.
Pero el problema no sólo es de California: Estados Unidos sufre su mayor sequía desde hace 80 años. "La sequía ya no es sólo un problema de la costa, también lo es del centro y el sureste de Estados Unidos", advirtió Mark Svodoba, del instituto estadounidense de la sequía. En los estados de Carolina del Norte y Tennessee, que actualmente padecen las peores sequías de su historia, l os ríos apenas llevan agua y los campos amarillean. Tampoco Kentucky, Virginia, Carolina del Sur, Georgia y Alabama están lejos de batir récords históricos, y más de una docena de estados presentan "zonas excepcionalmente secas", según los últimos datos climáticos estadounidenses.
En algunos lugares, el nivel del agua de los embalses desciende tan rápido que podría afectar el suministro. Es difícil determinar si la sequía actual se debe a las fluctuaciones normales del clima o a los efectos del calentamiento global, opina Svodoba. "Lo único que es seguro es que este tipo de sequías serán más frecuentes en el futuro y tendrán consecuencias drásticas", añade. Estas ya comienzan a hacerse patentes. Muchos ganaderos de Virginia y Alaba se han visto obligados a vender sus vacas porque no hay pasto con que alimentarlas y los agricultores que cultivan cereales, soja o algodón se dan por vencidos.
En partes de Georgia, los jardineros están al borde de la ruina y el estado ha prohibido como medida de emergencia el lavado de vehículos y el riego de zonas verdes. Los recientes incendios son sólo un aviso, advierte Svodoba. "La falta de agua cambiará a largo plazo la vida de los estadounidenses más que los incendios, huracanes o terremotos". Según el experto, al final será el estado quien decida el reparto de ese bien cada vez más escaso que es el agua. Y eso "provocará graves conflictos entre la economía y los hogares". Roger Pulwarty, del reputado centro climatológico oceánico, considera incluso posible que se produzca un éxodo de ciudadanos de las regiones más secas hacia estados más húmedos, ligado a "una lucha interestatal por los recursos hídricos", señala el diario The New York Times.
En Atlanta (estado de Georgia) ya se observan este tipo de conflictos. Esta ciudad de cuatro millones de habitantes, que vive su año más seco desde que comenzaron las mediciones hace 113, se disputa con los vecinos estados de Alabama y Florida la distribución del agua de la gran reserva de la región, el lago Lanier. Así, para poder proporcionar más agua a su ciudad y asegurarse ayuda estatal, el gobernador Sonny Perdue declaró parte de Georgia como zona de emergencia.
Este tipo de conflictos y debates escuecen en un país que durante mucho tiempo ha considerado la protección contra el cambio climático como un tema secundario. Por eso, muchos expertos ven en la sequía una oportunidad de cambio. Sin embargo, Svodoban considera que el aumento de precios sería mucho más eficaz que los llamamientos a ahorrar agua. "Hasta ahora, las facturas de teléfono celular de muchos estadounidenses son más altas que las del agua. Y sin teléfono podrían sobrevivir, pero sin agua no".