La primera ministra británica Theresa May anunció este miércoles la expulsión de 23 diplomáticos rusos y la suspensión de contactos bilaterales con Moscú, entre los que se incluye una visita del canciller ruso, en respuesta al atentado en suelo inglés contra el exespía ruso Sergei Skripal, y su hija, ocurrido días atrás.
Rusia "es culpable" del atentado con un arma química, manifestó May en el Parlamento tras cumplirse el ultimátum que Londres había dado a Moscú para explicarse y antes de anunciar la expulsión de "23 diplomáticos rusos identificados como agentes de inteligencia no declarados", según consignó la agencia internacional AFP.
Por su parte, los 29 países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) intimaron a Rusia a "responder" a las demandas de Reino Unido sobre el intento de asesinato del exespía ruso en suelo británico, considerándolo como una "violación flagrante" del derecho internacional sobre armas químicas.
"Los aliados estuvieron de acuerdo en que el ataque constituye una clara violación de las normas y acuerdos internacionales" sobre armas químicas y "pidieron a Rusia que responda a las preguntas de Reino Unido", uno de los miembros de Alianza, indican en una declaración conjunta.
Otra medida. En respuesta al intento de asesinato del exespía ruso en suelo inglés, se esperaba que Londres tomara una serie de medidas, entre ellas, decidió e informó que no enviará ministros ni miembros de la familia real al Mundial de Rusia.
Reunión de emergencia del Consejo de Seguridad por caso de exespía ruso. El Consejo de Seguridad de la ONU realizará una reunión de emergencia a pedido de Gran Bretaña para abordar el caso del exespia ruso envenenado en Inglaterra.
Londres informará a los miembros del Consejo, durante la reunión a puertas abiertas, sobre el agente nervioso que dejó al exespía Sergei Skripal y su hija en condición crítica, indicó la representación británica ante la ONU. El exespía, de 66 años, y su hija Yulia, de 33, fueron encontrado el 4 de marzo en grave estado en el banco de un parque en Salisbury (sur de Inglaterra), donde vivían desde hacía años.
En ese marco, Londres acusa a Rusia del ataque basándose en su historial de liquidación de disidentes y antiguos agentes, y en el gas nervioso Novichok usado para perpetrarlo, fabricado en laboratorios militares rusos a partir de los años 1970 y más potente que el sarín o el VX.
Para May es "muy probable" que Rusia esté detrás del atentado, ya sea directamente o por haber "perdido control" sobre el agente nervioso. "Moscú no admite las acusaciones sin pruebas y no verificadas, y el lenguaje de los ultimátums", declaró a la prensa el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, quien agregó que Rusia "espera que se imponga el sentido común".