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Al menos cuarenta migrantes murieron asfixiados en la bodega de un barco de pesca que fue hallado ayer frente a las costas de Libia, mientras cientos de refugiados seguían intentando llegar a Europa a través de las islas griegas y de Italia. Un helicóptero de la marina avistó el barco por la mañana, a unas 21 millas de las costas libias, al sur de la isla italiana de Lampedusa.
Massimo Tozzi, el comandante del patrullero Cigala Fulgosi, que se acercó a rescatar la embarcación, afirmó que 319 personas estaban sanas y salvas, incluidos niños.
Según fuentes de la marina italiana, el barco estaba “sobrecargado y empezaba a hundirse” cuando llegaron los socorristas. Al parecer, los migrantes, cuyos cuerpos fueron hallados en la bodega, murieron asfixiados por las emanaciones de combustible del motor.
Atrapados. Los traficantes de personas suelen amontonar en la bodega a quienes menos pagan, en general los que vienen de Africa subsahariana. Atrapados en tan exiguo espacio, corren el riesgo de morir asfixiados por las emanaciones de combustible o ahogados si el barco hace agua.
“Hemos asistido a una escena muy fuerte emocionalmente”, contó el comandante Tozzi. “Muchos cadáveres flotaban en la superficie del agua, con excrementos humanos y combustible”. agregó.
La guardia costera italiana precisó que la mejoría de las condiciones climáticas en las últimas horas, tras varios días de mal tiempo, podría provocar más intentos de travesía en el Mediterráneo. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), más de 2.300 migrantes murieron al intentar cruzar el Mediterráneo desde el inicio de 2015.