El Cairo
La península egipcia del Sinaí se convirtió ayer en el escenario de una de las peores tragedias aéreas de los últimos tiempos: 217 pasajeros y siete tripulantes murieron al estrellarse cerca de la localidad de Al Arish un avión de la aerolínea rusa MetroJet que se dirigía desde la ciudad turística de Sharm el-Sheij hacia San Petersburgo. Las autoridades informaron que no hubo sobrevivientes a la catástrofe. Aunque las causas del siniestro están bajo investigación, el gobierno de Rusia descartó que se tratara de un atentado.
De las 224 personas que viajaban a bordo del vuelo 9268, 221 eran de nacionalidad rusa. La aeronave quedó completamente partida en dos. El Airbus A-321 había despegado de Sharm el-Sheij –destino favorito de los turistas rusos en Egipto– a las 5.51 hora local con destino a San Petersburgo, donde debía aterrizar a mediodía. El avión se desplazaba a una altura de 31 mil pies cuando desapareció de los radares.
El fiscal egipcio a cargo de la investigación autorizó que una agencia gubernamental rusa interviniera en las pesquisas. El presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó la creación de una comisión estatal para investigar el suceso. Putin dispuso además que un equipo de decenas de médicos y psicólogos atendieran a los familiares de las víctimas que acudieron desesperados al aeropuerto de San Petersburgo, y que fueron trasladados a un hotel cercano para evitar el acoso de la prensa.
En un comunicado difundido a través de Twitter, cuya autenticidad no pudo ser confirmada, el grupo yihadista Wilayat Sina, la filial egipcia de Estado Islámico (EI), se adjudicó la caída del avión (ver aparte). Sin embargo, las autoridades rusas negaron la posibilidad de que el vuelo haya sido objeto de un ataque terrorista. De todas formas, ya que la investigación sobre las causas de la catástrofe sigue en curso, dos importantes aerolíneas europeas –Lufthansa y Air France– decidieron cancelar preventivamente sus vuelos sobre el Sinaí hasta que se aclare la situación.
Indicios. La agencia estatal de aviación rusa indicó que no hay pruebas indiciarias en favor de ninguna hipótesis. Sin embargo, los primeros datos que se conocieron apuntan a un accidente. Según el canal Rusia-24, cuando el avión llevaba 20 minutos de vuelo y había alcanzado los 9 mil metros de altura comenzó a caer en picado a una velocidad de 1,5 kilómetros por minuto. Las primeras versiones difundidas por los medios de comunicación rusos destacaban que el piloto habría pedido aterrizar en el aeropuerto más cercano. El avión llevaba 18 años en explotación y tenía 56 mil horas de vuelo en 21 mil viajes.
Según The Guardian, los investigadores revisaban ayer las muestras de combustible de la última parada de recarga hecha en la ciudad rusa de Samara, y se han centrado en la posibilidad de que un fallo técnico haya causado la caída de la aeronave. MetroJet, por su parte, sostuvo que no hay “ninguna razón” para pensar en un error humano del capitán Valery Nemov, quien tenía 3.682 horas de vuelo. En tanto, la agencia rusa Ria Novosti citó a una fuente del aeropuerto de Sharm el-Sheij que aseguró que la tripulación del Airbus había hecho un llamado a los técnicos del aeropuerto debido a “fallas de arranque del motor varias veces durante la semana pasada”.