Donald Trump recibió ayer por primera vez a la canciller alemana Angela Merkel en la Casa Blanca, en una reunión que podía determinar el futuro de la alianza transatlántica, marcando el tono de la futura relación entre los líderes de las dos potencias mundiales.
El presidente estadounidense le dio la bienvenida a Merkel en el Despacho Oval, donde protagonizaron un ridículo episodio al negarse Trump a darle la mano frente a las cámaras –aunque luego accedió en la conferencia de prensa–. Los mandatarios discutieron sobre el financiamiento de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), cómo lidiar con el grupo terrorista Estado Islámico y sobre las relaciones entre ambos países y Rusia –temas en los que Merkel y Trump han expresado diferentes opiniones–.
Merkel describió el encuentro como un “muy buen intercambio de opiniones”, en una posterior conferencia de prensa. También dijo que a pesar de sus desacuerdos, tienen que alcanzar compromisos porque para eso fueron elegidos.
Se anticipaba que el encuentro entre los dos líderes sería polémico, tras las fuertes críticas que Trump había expresado sobre la canciller alemana, particularmente por dejar que miles de refugiados se instalaran en su país. En agosto, Trump comparó a Hillary Clinton con Merkel. “Todos sabemos el desastre que fue la inmigración masiva para Alemania y para los ciudadanos de Alemania”, aseveró el republicano, que agregó que su rival demócrata implementaría una política similar.
Merkel, en cambio, ha lanzado críticas más sutiles sobre el liderazgo de Trump, usando su carta de felicitación al presidente para resaltar la historia de cooperación con los Estados Unidos en inmigración y cambio climático, dos temas sobre los cuales tienen posiciones opuestas.
“Es mejor hablarnos una al otro que uno sobre el otro”, dijo ayer Merkel, haciendo referencia a las críticas de Trump en el pasado.
En relación a la OTAN, Alemania prometió aportar más dinero para financiar los gastos de defensa de la alianza. Merkel no especificó si ayudará a Trump a exigir que los líderes de los otros 26 hicieran lo mismo para garantizar la defensa europea y norteamericana.
Merkel expresó el lunes en un mitin con empresarios que el libre comercio sería importante en el encuentro con Trump, por lo que vino acompañada por empresarios de Siemens y de la fábrica de automóviles BMW. Siemens emplea más de 50 mil personas en los Estados Unidos, su mercado más grande donde gana el 21% de sus ingresos. En tanto, la mayor fábrica de BMW está localizada en el estado de Carolina del Sur.
“No soy aislacionista. Estoy a favor del libre comercio. Pero también estoy a favor del comercio justo”, se defendió Trump en la conferencia de prensa.
Los empresarios hablaron con Trump sobre la amenaza que implica su política de “América Primero”, que plantea lai mposición tarifas a productos importados y le recalcaron que más de 640 mil norteamericanos son empleados por empresas alemanas.