El mismo día que Donald Trump y Xi Jinping aderezaban la tregua comercial de 90 días con un lomo con cebolla morada, ricota y dátiles, las autoridades de Canadá detenían a una alta ejecutiva de la compañía de telecomunicaciones china Huawei. El famoso acuerdo sellado en el Palacio Duhau, en Buenos Aires, nacía muerto. Sin embargo, el presidente de Estados Unidos hizo ayer oídos sordos a la indignación de Beijing y afirmó que las negocaciones “van muy bien”.
Para el republicano, lo más importante en política es la foto, la imagen, el tuit que genera impacto y enloquece a los medios de comunicación. El presidente, en campaña permanente por la reelección, se congratuló por un acuerdo que, para Beijing, es letra muerta, tras el arresto de Meng Wanzhou, directora financiera e hija del fundador del gigante tecnológico.
“¡Las conversaciones con China van muy bien!”, publicó ayer en su cuenta de Twitter, días después de calificar la cumbre con su par chino como “increíble y productiva”. Sin embargo, hay serias dudas de que la Casa Blanca y Beijing puedan firmar en el corto plazo una paz comercial.
La mejor muestra de ello fue la reacción de la prensa china, que reclamó la liberación de Meng, arrestada por directiva de un juzgado del distrito este de Nueva York, que investiga la supuesta violación de las sanciones contra Irán. Los medios oficiales chinos reflejaron su indignación y consideraron la medida como un intento de “asfixiar” a Huawei, como reflejó en un editorial el Global Times. “Más allá de la información incompleta sobre el incidente, la jugada de EE.UU. obviamente apunta contra el consenso alcanzado entre los jefes de Estado de China y Estados Unidos en Argentina”, disparó el diario editado en inglés. “El incidente demuestra que China enfrenta una complicada competición con los Estados Unidos. Beijing necesita sabiduría y determinación para salvaguardar sus intereses”, agregó el diario.
Huawei es el mayor proveedor mundial de equipos de redes de telecomunicaciones y el segundo mayor fabricante de teléfonos inteligentes del mundo, detrás de Samsung. Meng, en tanto, es hija de el ex ingeniero del Ejército Popular de Liberación Ren Zhengfei, que en 1987 fundó la compañía. Junto a otras empresas, como ZTE, Huawei es un elemento clave en la carrera por sobrepasar a Estados Unidos en el avance de la innovación tecnológica.
En vía muerta. La reacción china tras la orden de detención de la Justicia estadounidense hace peligrar el desarrollo de la tregua comercial. Elogiado por Trump en múltiples ocasiones, el acuerdo de Buenos Aires es, por el momento, bastante difuso. Los chinos prometieron “poner en marcha los puntos de consenso”, pero ninguna de las partes divulgó algún detalle concreto o un calendario preciso de negociaciones.
Washington acordó frenar la amenaza de Trump de aumentar al 25% los aranceles de 200 mil millones de dólares en importaciones chinas el 1º de enero, dejándolos en la tasa actual del 10%. Así, la Casa Blanca postergó las medidas para el 1º de marzo, a la espera de alcanzar antes un acuerdo global entre las dos mayores economías del planeta.
Versiones contrapuestas. Según el jefe de Estado, China habría accedido a bajar las tarifas de 40% a la importación de autos estadounidenses, aunque esa información no fue confirmada por Beijing. Por el contrario, fue desestimada por Larry Kudlow, titular del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, que dijo el lunes que no había “un acuerdo específico” en esa área.
“Puede haber una pequeña brecha entre lo que Trump tuiteó y lo que en realidad fue acordado en Argentina”, alertó en The Washington Post Daniel Drezner, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Tufts. “Cualquier cambio estructural real llevaría más de tres meses de negociación”, agregó el académico.
Si bien el republicano se expresó a favor de un acuerdo comercial, también amenazó con nuevos aranceles si la tregua fracasa, lo que agravaría la turbulencia financiera en los países emergentes, entre ellos Argentina, que creyó tocar el cielo en el G20, sin saber que gran parte de su suerte se decidía en Vancouver, Canadá.
De Fox & Friends a la ONU
Heather Nauert era la estrella del programa de televisión favorito del presidente estadounidense, Donald Trump, y ahora se convirtió en la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, un ascenso forjado a base de trabajo, astucia y una habilidad innata para buscar oportunidades.
Nauert era la vocera del Departamento de Estado y su misión era explicar a periodistas de todo el mundo los principios de la política exterior de Trump.
Si es confirmada por el Senado, asumirá su nuevo puesto a partir de enero de 2019. En el Palacio de Cristal, sede de las Naciones Unidas, Nauert tendrá que defender la visión de “EE.UU. primero”, el eslogan de campaña que llevó a Trump a la Casa Blanca.
Nauert, de 48 años, sustituirá a Nikki Haley, embajadora en la ONU desde enero de 2017, que renunció tras roces con el jefe de Estado.
El mandatario conocía a Nauert de su trabajo como conductora del programa Fox & Friends, emitido por la cadena de Rupert Murdoch, donde trabajó durante casi dos décadas y cubrió las elecciones de 2016, así como la asunción de Trump.