Pesa menos de tres kilos, puede ser llevado cómodamente en la mochila por un soldado, vuela silenciosamente durante diez kilómetros gracias a su motor eléctrico, ubica el objetivo con sus sensores y luego se abate sobre el enemigo y explota como una granada. Estas son las “virtudes” del dron kamikaze Switchblade 300, de los que Estados Unidos estaría a punto de proveer a Ucrania unos cien, y que podría revelarse como un arma decisiva en la guerra.
Los Switchblade 300 podrían ser el equivalente a los misiles Stinger de los 80 que se disparan con un lanzador apoyado en el hombro y son capaces de derribar un avión. Washington proveyó una gran cantidad a los mujaidines afganos que derrotaron a los invasores soviéticos.
Pese a las advertencias de Moscú, el Pentágono decidió entregar nuevas armas sofisticadas a Kiev por 800 millones de dólares. Además de obuses, nuevos tipos de radar, helicópteros Mi-17 y blindados, las fuerzas ucranianas deberían recibir un centenar de Switchblade 300 y 600. Estos drones permitirían a Kiev equilibrar la superioridad rusa en lo la batalla decisiva del este.
Las tropas de Ucrania ya recibieron de Londres misiles antitanque Nlaw y Javelin, que parecen haber tenido un rol decisivo en contener la avanzada de los rusos. El nuevo dron podría inclinar aun más la balanza a favor del país invadido.
Fabricado por la estadounidense AeroVironment, el Switchblade 300 mide 60 centímetros y pesa 2,7 kilogramos, incluyendo el tubo de lanzamiento, y está dotado de alas que extiende cuando ya está en vuelo.
Las fuerzas estadounidenses lo definen oficialmente como un misil, más que un dron, pero muchas de sus características lo acercan más a este segundo tipo de armas. Tiene una cámara a color y un sistema GPS para identificar al enemigo.
Una vez fijado su objetivo, se abalanza sobre el enemigo y hace estallar una carga de una potencia equivalente a una granada de 40 milímetros, suficiente para porovocar la muerte de soldados y dañar vehículos ligeros.