INTERNACIONAL
EFECTO AYLAN

Un éxodo de 10 mil refugiados arribó a Alemania y Austria

Tras la muerte del niño de 3 años, Berlín y Viena flexibilizaron su política migratoria. Al llegar a Munich, fueron recibidos con abrigos y juguetes. Falleció otro bebé en Grecia.

Angustia. Una familia que escapó del fuego de las ametralladoras es apuntada por una cámara, ávida por captar el llanto de los niños refugiados. Miles caminaron ayer desde Budapest hasta Nickelsdorf,
| AFP

Agencias
Munich
Un aluvión de más de 10 mil refugiados llegó ayer a Alemania y a Austria, escapando de la guerra, el hambre y la violencia en Medio Oriente y el Norte de Africa, y dejando atrás las restrictivas políticas migratorias de Hungría. Tras la trágica muerte de Aylan Kurdi, el niño de 3 años que se ahogó este miércoles cuando intentaba llegar con su familia a Grecia, los gobiernos de Angela Merkel y Werner Faymann flexibilizaron sus políticas migratorias y abrieron la frontera a los miles de refugiados que aguardaban hacinados en la estación de trenes de Budapest

Una ola de solidaridad y asistencia recibió a los migrantes en Munich y Viena. Osos de peluche, abrigos y juguetes fueron entregados a niños y sus familias. Las autoridades de la ciudad alemana y líderes religiosos locales, como el cardenal Reinhard Marx y el líder de la iglesia protestante Heinrich Bedford-Strohm, dieron la bienvenida a varios cientos de refugiados en la estación de tren, la vanguardia de un grupo que superaría las 5 mil personas.

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Podemos enfrentar este reto”, dijo el alcalde de Munich, Dieter Reiter, que también acudió a la estación de tren al igual que la ministra de Integración bávara, Emilia Müller. “Teníamos que hacer frente a una situación de emergencia”, declaró, por su parte, un vocero de la canciller Angela Merkel, al justificar la decisión de Viena y de Berlín de autorizar que los refugiados entraran a sus países.

“Efecto Aylan”. Los gobiernos nacionales, de los que realmente depende la política migratoria europea, se vieron obligados a suavizar sus posiciones y a proponer nuevos pasos para responder a la crisis de refugiados más grave que vivió Europa desde la Segunda Guerra Mundial. “Se acabó el tiempo del juego de culpas, es el momento de tomar decisiones y transformarlas en acciones, de manera unida, como europeos”, dijo ayer la alta representante de la UE, Federica Mogherini.

Sin embargo, Hungría mantuvo intacta su posición contraria a los inmigrantes, se opuso al establecimiento de cuotas obligatorias de reparto de refugiados, propuesto por la Comisión Europea, y anunció que los deportaría –lo que motivó la flexibilización de Alemania y Austria–. Berlín prevé recibir este año hasta 800 mil refugiados, una cifra que será repartida en campos de acogida ubicados en todo su territorio. Para recibir a los asilados, Alemania destinará unos 10 mil  millones de euros, según informó ayer el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung. 

Cerca de un millar de personas pasaron ayer la noche en la estación de trenes Westbahnhof de Viena, tras caminar desde Hungría y cruzar la frontera. Según el vocero de la policía, Roman Hahslinger, arribaron a la estación unos 6.500 refugiados, de los cuales la gran mayoría había proseguido viaje hacia Alemania. Por su parte, se espera que otros 1.500 lleguen hoy a la capital austríaca, lo que elevaría aún más la cifra de refugiados asilados en las últimas horas.

El drama no cesa. La Guardia Costera griega encontró ayer el cadáver de un bebé en la costa de la isla de Agathonisi, en el mar Egeo, después de que sus padres llegasen en una embarcación procedentes de Turquía. El cuerpo del infante, de pocas semanas de vida, fue llevado al hospital de la isla de Samos, donde sólo se pudo certificar su muerte. En la ciudad de Lesbos, la policía reprimió a miles de desplazados que intentaban abordar un barco que partía a Atenas.

La imagen de Aylan conmovió al mundo, pero lamentablemente no logró aún un cambio profundo en la comunidad internacional.