INTERNACIONAL
hay elecciones en tres semanas

Un golpe que puede contribuir al “voto miedo” por Erdogan

Amado y odiado. El presidente turco busca reforzar su poder.
| AFP

El atentado de ayer en Turquía no sólo representa un duro golpe a la estabilidad de un país que se pretende moderno y moderado. También es un factor que puede convertirse en decisivo en la recta final hacia las cruciales elecciones legislativas del próximo 1º de noviembre, en las que los votantes deberán elegir entre dos caminos opuestos: reconstruir la hegemonía del presidente Recep Tayyip Erdogan, cuyo partido AKP primó en la política turca durante los últimos 13 años; o favorecer un esquema de poder más equilibrado, que incorpore en el reparto a las fuerzas del arco opositor.

Poco después de la masacre, Erdogan condenó el atentado como un “abominable ataque contra la unidad y convivencia”, y sostuvo que “no se distingue en nada de los actos de terror contra ciudadanos inocentes, funcionarios, policías y soldados”, en alusión a las frecuentes acciones armadas de las milicias kurdas del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK).
La referencia del presidente al PKK no es casual: el amplio espectro pro kurdo representa un serio desafío a la primacía política del actual mandatario. Así fue en las elecciones del pasado 7 de junio, en las que el electorado negó la mayoría absoluta al islamista y conservador AKP. Quien encarnó el batacazo fue el líder kurdo Selahattin Demirtas, un joven nacionalista y moderado que logró entrar al Parlamento con el apoyo de progresistas turcos que lo veían como única opción contra lo que ven como una deriva autoritaria y totalizante de Erdogan.

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Antes del 7 de junio, los turcos que votaron “cambio” vencieron el miedo que se había instalado tras un atentado en plena Diyarbakir, la capital del Kurdistán turco. El ataque terrorista de ayer parece un déjà vu magnificado de aquella situación: tras el previsible fracaso en la conformación de una coalición de gobierno, los ciudadanos vuelven a las urnas después de varios meses marcados por una espiral de violencia –fogoneada por la ruptura del alto el fuego entre el PKK y las fuerzas de seguridad turcas– que ayer tuvo su capítulo más sangriento.
En ese marco, la apuesta del presidente turco es de manual: va por el “voto miedo”. En las próximas tres semanas, el mandatario se esforzará por deslegitimar a los pro kurdos democráticos asociándolos a la guerrilla. En efecto, el atentado de ayer deja en una situación incómoda a Demirtas, quien deberá endurecer su discurso ya que muchos de los muertos en Ankara eran pro kurdos. El “sultán” Erdogan ya empezó a capitalizarlo.