Tras un mes de violentos enfrentamientos que dejaron cerca de setenta muertos, el presidente tunecino, Zine el Abidine Ben Ali, convocó a elecciones anticipadas y abandonó el país, poniendo fin a su largo mandato de 23 años. Jaqueado por protestas generalizadas contra sus políticas, mientras en todo el país regía el estado de emergencia y el toque de queda, el mandatario fue reemplazado temporalmente por el primer ministro Mohamed Ghannouchi.
El nuevo mandatario, de 69 años, escoltado por los presidentes de las cámaras de Diputados y de Senadores, llamó a la unidad de los tunecinos de todas las corrientes políticas y se comprometió a respetar la Constitución. “Llamo a los tunecinos de todas las sensibilidades políticas y regionales a hacer gala de patriotismo y unidad. Consultaré a todos los partidos y a la sociedad civil”, aseguró Ghannouchi.
Las protestas contra el antiguo mandatario comenzaron con manifestaciones de estudiantes recién graduados que reclamaban por la falta de trabajo y, al menos dos de ellos, se inmolaron. Pero pronto las protestas se generalizaron, fomentadas por el aumento de alimentos de primera necesidad. Finalmente ayer, tras una tarde de choques en los que murieron 15 personas, la tensión se disparó.