Unas ochenta personas resultaron heridas, entre policías y manifestantes, en una serie de protestas al sureste de Perú. El Ministerio del Interior de ese país informó que los enfrentamientos se produjeron el martes por la tarde, cuando unas 3 mil personas intentaron tomar por la fuerza un edifico del gobierno, en protesta por una transferencia de recursos por parte de la presidenta de la zona de Apurímac, Rosa Suárez Aliaga.
La titular de la cartera de Interior, Pilar Mazzetti, sostuvo que los incidentes se produjeron en las protestas callejeras que tuvieron como epicentro a la ciudad de Abancay, unos 480 kilómetros al sureste de Lima. La funcionaria también declaró que, entre los heridos, se encuentran 63 agentes de la ley que fueron alcanzados por piedras, botellas y golpes por parte de los manifestantes. Además, cuatro personas resultaron con heridas de bala, diez fueron detenidas y el resto no revista gravedad.
Mazzetti explicó que los uniformados fueron autorizados a disuadir a los manifestantes tirando salvas al aire y disparando gases lacrimógenos, lo que hizo retroceder al grupo. Pero una vez repelida la marcha, los manifestantes comenzaron a "atacar varias comisarías”.
El gobierno del presidente Alan García decretó el estado de emergencia en la zona por unos treinta días, con el fin de “reestablecer el orden y la paz social”, según determinó un comunicado emitido hoy.
Los pobladores de Abancay acusan a Suárez Aliaga de querer transferir a la provincia de Andahuaylas más de un millón de soles (unos 300 mil dólares), que estaban destinados a la ejecución de obras en otras provincias.