JUEGOS
Lexicón

Jueves

Un día para Mercurio y otro para Júpiter

Saturday Night Fever
Saturday Night Fever | John Badham, 1977

No es fácil explicar por qué los días de la semana son siete. Es posible que sea culpa de la luna. Ya las civilizaciones antiguas notaron que la imagen de nuestro satélite cambiaba con un ciclo regular de veintiocho días. Mientras que algunas noches mostraba su cara plenamente iluminada, otras se ocultaba entre sombras; la variación era gradual y las ligeras rebanadas blancas en el firmamento crecían y decrecían. Las fases de la luna eran un fenómeno astronómico eterno, universal y sencillo que invitaba a tomarlo como referencia para medir el transcurrir del tiempo. Siete es uno de los pocos divisores de veintiocho; además, siete era la cantidad de astros visibles a simple vista: en aquellas épocas no disponían de telescopios ni habían establecido la severa jerarquía de planetas, satélites, soles y estrellas que ejercemos en la actualidad. Como la semana es invento de los astrónomos, no resulta sorprendente que los nombres de sus días sean una alusión a esos siete cuerpos celestes que se ven desde un observatorio con el ojo desnudo. Lunes, por la luna; martes, por Marte; miércoles, por Mercurio; jueves, por Júpiter; viernes, por Venus. Nuestra palabra sábado deriva del sabbath hebreo, el día dedicado al descanso; el domingo es el día dedicado al Señor, dominus en latín. No todas las lenguas siguen este criterio astronómico. Algunas indican el número de orden dentro de la semana; en portugués, por ejemplo, el jueves recibe el nombre de quinta-feira, ya que la semana empieza en domingo. Para los idiomas eslavos y el chino mandarín, en cambio, la semana empieza el lunes, por lo que el jueves resulta ser el cuarto día.

 

(En la imagen, Tony Manero se luce en la discoteca. En Saturday Night Fever, de John Badham, 1997.)

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