¿Alguien se hubiera imaginado que, después de 12 años ininterrumpidos de aprietes y censuras de todo tipo a los medios de Editorial Perfil, el kirchnerismo iba a cerrar su mandato otorgándole democráticamente dos licencias de televisión digital abierta?
Nosotros tampoco.
Nos presentamos a esas licitaciones sabiendo que la pluralidad de pensamiento y de múltiples alternativas de expresión no está en el ADN de un Gobierno que hizo del capitalismo de amigos su trágico estilo de gestión. ¿Entonces, por qué lo hicimos?
Primero, para dejar públicamente en claro que esta editorial cree que tiene el derecho, los antecedentes necesarios y los talentos suficientes para operar en medios audiovisuales. Segundo, porque sentíamos la responsabilidad institucional de que un medio verdaderamente independiente del poder de turno y ajeno a cualquier negocio que no tenga que ver con el periodismo y los medios de comunicación, debía presentarse a una licitación que parecía diseñada de entrada para beneficiar a una mayoría de empresarios amigos del gobierno. Pretendíamos, en todo caso, que la censura fuera explícita. Que es lo que acaba de ocurrir.
La AFSCA presenta uno y solo un argumento para rechazar la oferta de Perfil: dice que no informó sobre sus pasivos y que por eso no puede determinar su capacidad patrimonial. Es un sin sentido total porque de las dos presentaciones, hay una persona jurídica que no tiene pasivo y una persona física cuyo pasivo está informados en la declarada jurada impositiva que exterioriza el patrimonio neto. Ambas presentaciones están certificadas por Deloitte, una de tres mayores compañías de contadores mundiales.
Por lo tanto es falso que no se puede determinar el patrimonio neto de los oferentes, ya que todo está perfectamente informado.
Una excusa absurda al no encontrar otra cosa que decir de la presentación de Perfil, mientras que con las demás (las de Cristóbal López y Sergio Szpolski) había múltiples objeciones que ni siquiera estos funcionarios pudieron obviar y por eso fueron rechazadas.
Está claro que la AFSCA solo tenía dos posibilidades frente a la piedra en el zapato que significó la presencia de Perfil en esta operación entre amigos: otorgarle las dos licencias a una editorial a la que siempre consideró crítica (algo que se ve nunca estuvo en sus planes) o declarar nulos esos concursos.
Eligió esto, el último papelón de una administración que se convirtió en una parodia de sí misma. La frutilla del postre para doce años de ataques a periodistas que nunca aceptaron ni presiones ni negocios oficiales.
La inversión de Perfil en el área audiovisual es millonaria e incluye la próxima salida al aire de Radio Perfil. Los estudios se comenzaron a construir antes de la existencia de estos concursos y se terminarán más allá de ellos. Vamos a insistir en que esta editorial tiene el derecho de ser parte del universo audiovisual de la Argentina, y en que la sociedad tiene el derecho de elegirnos. Porque estamos convencidos de que no se puede seguir apretando y censurando impunemente a una editorial sin pagar algún día un costo por ello.
Por eso lo hicimos. Por eso lo vamos a hacer.
(*) Director periodístico de Editorial Perfil.