¿Cuántos paquetes hay que comprar para llenar el álbum de figuritas del Mundial? ¿Sirven los “papelitos” que usan los arqueros en las tandas de penales? ¿Por qué los pronósticos casi siempre dan campeón a Brasil? Walter Sosa Escudero -profesor de la Universidad de San Andrés- y Pablo Groisman -director de la Licenciatura en Ciencias de Datos de la UBA- unieron fuerzas para abordar estos asuntos coyunturales pero de implicancias profundas.
Como sus antecesores, Qatar 2022 permite pensar cuestiones como el azar, la justicia, el éxito y el fracaso. Antes de explorarlas en un curso de espíritu iconoclasta, Sosa Escudero adelanta algunas ideas.
Pablo Corso (PC): ¿Cómo se cruzan la filosofía y la matemática a la hora de pensar un Mundial?
Como la mayoría de los eventos sociales, el Mundial está atravesado por el azar. Los eventos deportivos tienen un componente predecible, que hace que sea más razonable decir que Brasil o Argentina tienen más chances de ganar que Qatar.
Así y todo, este aspecto predecible coexiste con otros fortuitos, al punto de que es muy difícil predecir resultados específicos. Y esta suerte de dualidad “predecible-impredecible” es posiblemente lo más atractivo. Un Mundial que fuese determinado puramente por el azar sería tan aburrido como uno enteramente predecible.
Argentina tiene definida su preparación para el Mundial de Qatar
Cuando suena el silbato de inicio del juego, si bien un equipo quizás tenga muchas más chances de ganarle a otro, los resultados están por verse. Vale recordar el aparentemente imposible 7 a 1 de Alemania contra Brasil. La tensión entre la matemática y la filosofía tiene que ver con que el cálculo de las probabilidades es un evento puramente matemático o algorítmico, mientras que su interpretación tiene fuertes ribetes filosóficos.
PC: ¿Cómo funcionan los algoritmos que definen las candidaturas?
Los algoritmos y los métodos siempre dan como fuertes candidatos a los clásicos, como Brasil, Argentina, Alemania y mas recientemente España. Porque la cantidad de datos pasados es muy limitada: son los equipos que más mundiales ganaron. Estas cifras “brutas” son actualizadas con información sobre las performances recientes.
Así y todo, resta ponderar estos componentes impredecibles, que son muy de corto plazo. De ahí que -en el último Mundial- poderosísimos algoritmos de instituciones igual de poderosas (como los bancos) predijeron a Brasil (el eterno candidato) y a España, y ninguno a Francia, que se quedó con la copa de 2018.
PC: Una pregunta que abordarán en el curso: “¿En qué se parecen el álbum de figuritas del Mundial, un mazo de cartas bien mezclado, una rueda que se desinfla y la bomba atómica?”
Una recurrencia de la matemática es que muchas veces muestra que problemas aparentemente disímiles tienen una estructura formal subyacente muy parecida. Así, el problema de llenar el álbum es matemáticamente similar a entender cómo se desinfla la rueda de un auto o cuántas veces hay que mezclar las cartas de un mazo hasta que sea suficiente. Todas estas cuestiones, y lo de la bomba atómica, tienen en común que involucran componentes fortuitos, aleatorios (…)
La bomba sobre Rodrigo De Paul a pocos días del Mundial
En ciencia aplicada y en matemática, una simulación computacional bien hecha puede generar resultados tan útiles como los que provienen de una fórmula o un teorema. Y ese es el espíritu del curso: usar el Mundial como un disparador de discusiones profundas, que tienen que ver con el azar, con que hay cosas impredecibles y otras que no, con el rol de los algoritmos y otros temas aparentemente arduos, pero que afectan al deporte tanto como a la ciencia tradicional y a las cuestiones sociales.
JL PAR
