Hace 35 años recuperábamos la democracia, y con ella las mujeres aparecimos reclamando nuestros derechos. En estos 35 años desde 1983 ha corrido mucha agua y nosotras tenemos muchos mas derechos. Estos han sido años en los que se sancionaron muchas leyes reconociendo derechos antes negados. Esto es algo que tenemos que celebrar. Sabemos que las leyes solas no alcanzan para garantizarnos nuestros derechos plenamente y menos para lograr la igualdad, pero necesitamos las leyes, para que los derechos conquistados sean una realidad para todas las mujeres y niñas considerando la diversidad. A las leyes se deben sumar políticas públicas y cambios culturales. Estos son los más difíciles de lograr.
Revisemos qué logramos. En la política, primero la ley de cuotas y ahora la paridad, en 2019 se debe reflejar en las listas de candidatos, pero también en la presencia igualitaria en el Ejecutivo, donde es mas difícil. A la Justicia no llega la ley, y por eso vemos la lentitud en tener más juezas, incluso en la Corte Suprema. Si miramos la familia, allí se dieron los primeros avances con el derecho frente a los hijos, el cambio de la ley de matrimonio, seguimos con el matrimonio igualitario y el nuevo Código Civil y Comercial que amplía derechos.
En la educación ya somos mayoría en muchas carreras universitarias y en las profesiones, pero no somos tantas en las ciencias duras: la matemática, la física, la química y la ingeniería. Es allí donde tenemos que avanzar, necesitamos que nuestras niñas asistan a las escuelas técnicas, sigan carreras científicas y se inserten en empresas y ámbitos de investigación en ciencias básicas. Frente al futuro del trabajo ante la robotización, si las mujeres no cerramos rápidamente la brecha con los varones, quedaremos muy relegadas y no podremos aspirar a eliminar la brecha salarial con los hombres, porque ellos serán los que acapararán los trabajos más tecnologizados y mejor pagos.
Si avanzamos en otros campos vemos que el núcleo duro aún está en la sexualidad, aún no logramos que se nos garanticen plenamente todos nuestros derechos reproductivos, y es allí donde está nuestro talón de Aquiles, porque el paradigma de la maternidad es una realidad aun no superada. Y con ella el retraso en la carrera laboral, deportiva o artística, porque las licencias maternales son solo para las mujeres y también los trabajos del cuidado no remunerados.
Aún cuidar a los niños pequeños, o a los enfermos, o a los ancianos o a los discapacitados son tareas que cubrimos casi por completo las mujeres en las familias. Por eso el cambio cultural de que hombres y mujeres seamos los responsables de las tareas domésticas y los cuidados no remunerados es básico para la igualdad, y así garantizar las mismas posibilidades a los hombres que a las mujeres. Esto implica el cambio de la masculinidad, o cómo se conciben los hombres, ya no como los superhéroes que todo lo pueden y que mantienen económicamente el hogar pero que no cuidan a los niños, no hacen las tareas domesticas ni otras tareas de los cuidados no remunerados. Eso debe cambiar, no es ser menos hombre cocinar, o quedarse a cuidar al hijo pequeño o a una persona discapacitada. Menos aun se es menos hombre si se llora o no se sienten dueños de las mujeres ni de los hijos. Para lograr esto falta, pero estamos en camino y solo con democracia, aunque no sea perfecta, vamos a llegar a la igualdad y a acabar la superioridad masculina.
Desde hace 35 años estamos en el camino, claro que tenemos que acelerarlo porque ya no queremos ni podemos como sociedad esperar otro siglo para alcanzarlo. Y para eso la despenalización del aborto es clave y es una asignatura pendiente de la democracia con las parejas argentinas, porque el aborto es un tema de toda la sociedad, no solo de las mujeres. Esto quedó claro este año en la primera, hasta ahora única, discusión legal para la inclusión del derecho a la interrupción del embarazo en la ley. Sigamos y tendremos una sociedad más justa e igualitaria.
(*) Médica, máster en Salud Pública y especialista en Epidemiología. Presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer.