OPINIóN
9 de Julio

Belgrano, el independentista conciliador

En este año “belgraniano" es necesario destacar las actitudes de uno de los próceres más queridos de la Argentina.

Batalla de Tucumán de 1812-20200708
Batalla de Tucumán | Cedoc Perfil

Manuel Belgrano es, sin duda, uno de los próceres más queridos de la Argentina. Por la creación de la bandera nacional, por su promoción de la educación, por su entrega absoluta a la Causa de Mayo que lo llevó a sacrificar su fortuna personal. Fue uno de los grandes impulsores, junto a José de San Martín, de la Declaración de Independencia por parte del Congreso reunido en San Miguel de Tucumán. Ambos propugnaron un sistema de gobierno monárquico, con variantes diversas.

Uno de sus grandes aportes a la independencia nacional fue la victoria frente a las tropas realistas en la Batalla de Tucumán, el 27 de septiembre de 1812. Esta victoria fue, junto a la caída de Montevideo en  1814, los dos sucesos que permitieron que el Río de la Plata permaneciera libre de presencia realista.

Manuel Belgrano es, sin duda, uno de los próceres más queridos de la Argentina

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En la batalla de Tucumán Belgrano derrotó a las tropas encabezadas por el general Juan Pío de Tristán y Moscoso. Miembro de una de las familias prominentes de Arequipa, Pío Tristán fue compañero de estudios de Belgrano en la Universidad de Salamanca. Fueron además grandes amigos.

Tristán fue militar y llegó a ser el último virrey del Perú al aceptar el cargo por pocos días luego de la derrota y captura del virrey De la Serna en la Batalla de Ayacucho. Continuó luego en política en el Perú independiente. Participó de la creación de la Confederación Peruano-Boliviana y fue presidente del Estado Sud-Peruano entre 1838 y 1839.

Pió Tristán fue tío de la descollante líder feminista y activista socialista francesa Flora Tristán, hija ilegítima de su hermano Mariano. Flora Tristán tuvo un nieto también destacado: el gran pintor Paul Gauguin.

Pío Tristán fue compañero de estudios de Belgrano en la Universidad de Salamanca. Fueron además grandes amigos

Manuel Belgrano, siempre demostró un gran afecto hacia su amigo Pío. En esa relación, Belgrano muestra de modo claro cómo entiende la política en términos de negociación y aproximación de posiciones. Veamos un extracto de una carta del 27 de marzo de 1812 fechada en Yatasto. Tristán formaba parte del ejército realista comandado por su primo José Manuel de Goyeneche.

“Mi querido Pío: ¡Cuán distante estaba Yo de venir a escribirte en estos lugares! (…) Fui el pacificador de la gran Provincia del Paraguay. ¿No me será posible lograr otra tan dulce satisfacción en estas Provincias? Una esperanza muy lisonjera me asiste de conseguir un fin tan justo, cuando veo tu Primo y a ti de principales Jefes. Créeme siempre tu fiel amigo. M. Belgrano.”

Desde Campo Santo, Salta, Belgrano manda otra carta a Tristán el 26 de abril de 1812. Un párrafo  bien vale destacar. “Tú me hablas de cosas pasadas que ya no tienen remedio, que nos sirvan ésas de lección para lo presente y lo futuro, y tratemos de seguir buenas huellas; busquémoslas y dirijamos nuestros conatos a cimentar la felicidad de nuestra Patria con solidez; mi norte ha sido siempre la razón y la justicia, y no dudes que ejecutaré cuanto esté a mis alcances para conseguir un fin tan justo.”

Luego de la victoria en Salta, Belgrano se muestra igualmente cálido con su nuevamente derrotado Tristán. El 8 de marzo de 1813 le escribe desde Salta: “¿Qué mayor gloria para tu Gral., para ti, para mí y para cuantos tenemos el distinguido título de Americanos, que unir nuestras opiniones, nuestros deseos, y nuestros trabajos por la Patria?”.

Cuando Belgrano observaba que el enemigo era respetable y actuaba con buena fe, ofrecía su mano conciliadora

Y cierra: “La contestación mía te acabará de confirmar en tu opinión, acerca de mis disposiciones para que finalicen del todo los disgustos y se concilien nuestras opiniones, sin perjuicio de la causa justa y del decoro mutuo-, me parece que no cabe más deferencia de mi parte; y sí, como estoy persuadido, la buena fe dirige la negociación, espero en Dios que nuestros brazos se entrelazarán y nuestros corazones estrecharán más y más la amistad con que se dice tuyo. M. Belgrano.”

Cuando Belgrano observaba que el enemigo era respetable y actuaba con buena fe, ofrecía su mano conciliadora. A los soldados vencidos en Salta se les perdonó la vida. El combate era el último recurso. Los traidores, a veces, no merecían tal trato. El fusilamiento del por él considerado un “artiguista”, el líder santiagueño Juan Francisco Borges, así lo prueba. Luego se lamentó haberlo decidido. En este año “belgraniano” bien vale resaltar su actitud primariamente conciliadora, incluso en el proceso independentista.