OPINIóN
Crisis y conflicto en el transporte

Uno de cada dos camiones está parado por la pandemia

Si bien es cierto que la pandemia afectó el sector logístico del transporte, también se acelaron otros procesos atrasados como la irrupción de las plataformas digitales en el sector.

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Camiones varados en Monte Aymod. | Cedoc Perfil

El mercado de transporte es uno de los más golpeados dentro del sector logístico. A diferencia de otras operaciones que se vieron beneficiadas, como la última milla empujada por el consumo urbano y el e-commerce, el transporte de mercadería e insumos sufrió la baja de la actividad, sobre todo en sectores industriales, extractivos y de construcción. Las grandes excepciones fueron alimentos y productos agropecuarios. Se estima que esta baja fue superior al 40 por ciento, aunque lentamente comienza a recobrar impulso a medida que vuelve la actividad a centros industriales y productivos. Esta recuperación, sin embargo, irá de la mano del regreso de la actividad, aún incierta, y probablemente con un ritmo más lento del esperado inicialmente.

Con el inicio de la cuarentena, la respuesta normativa fue muy rápida. Los gobiernos nacionales y provinciales, con pocas excepciones, comprendieron que era inviable frenar la actividad, y esto se tradujo en rápidas medidas tendientes a activar protocolos de protección y garantizar el libre flujo de mercadería. Siguen existiendo algunas trabas a nuestro entender ilegales (provincias o municipios que prohíben la libre circulación que garantiza el Estado nacional). Pero por suerte son los menos. El impacto a escala gubernamental fue bajo.

En el transporte de larga distancia no significa perder el 50 por ciento de la demanda, sino probablemente el 100 por ciento

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Sin embargo, el golpe a la actividad llegó por el lado de la demanda. Con industrias paralizadas o trabajando a reglamento, el trabajo se desplomó. El mejor ejemplo de esto fue la industria automotriz, produciendo cero autos en abril. Se partía de un escenario no ideal, puesto que la actividad ya había atravesado un par de años de fuertes vaivenes, y este fue el golpe de gracia. Según estadísticas propias, uno de cada dos camiones está parado. No consigue cargas o, peor, le faltan las cargas de regreso para contratos vigentes.

Este problema, no menor, está impactando en muchos transportes a escala nacional. ¿Qué pasó? Pymes de todo el país que dependían de regresos para cubrir los costos de contratos fijos -por ejemplo con una empresa de consumo masivo o supermercadismo- hoy se quedaron sin esa ruta. Lamentablemente, esto es fatal en el transporte de larga distancia, porque no significa perder el 50 por ciento de la demanda, sino probablemente el 100 por ciento. Ningún tramo es autosustentable en costos. Siempre requiere algún tipo de retorno o compensación de combustible. Y esto, aunque parezca trivial, es el efecto menos deseado de la pandemia: se han roto circuitos, impactando no sólo en demandas puntuales pero también en la sustentabilidad logística como un todo. Si no se reconstruye rápidamente la red de demanda es probable que impacte en mayor cantidad de camiones parados e inflación de costos.

Siempre existen excepciones, y éstas vienen por el lado del sector agrícola, una industria que no puede parar, y en la que gran parte de la oferta disponible buscó refugiarse en épocas de vacas flacas. Muchos prestadores de servicios compatibles optaron por volcar su flota a servicios de transporte de cereales. Esto ayudó a mitigar los efectos de la baja en la demanda, pero también impactó en los precios. Hoy se están negociando valores de flete muy similares a los de fines del año pasado, y hasta un 40 por ciento por debajo de las referencias del sector, otro indicador del impacto que siente el sector.

Estos son meses muy difíciles para el sector, y probablemente lleve un tiempo la vuelta a la normalidad en términos de demanda.

En líneas generales, se puede decir, como conclusión, que son meses muy difíciles para el sector, y probablemente lleve un tiempo la vuelta a la normalidad en términos de demanda. También creemos que estas dificultadas ayudan a acelerar procesos que la industria venía implementando, pero de forma lenta. La irrupción de plataformas digitales para optimizar flotas y demanda, acelerar procesos de validación y fiscalización y simplificar el trabajo del día a día del sector se volvió una aliada indispensable para la nueva normalidad.

Las nuevas reglas del ecosistema logístico están mostrando una tendencia que indicaría que las empresas de transporte capaces de sobrevivir al contexto actual serán aquellas que tengan un foco en la eficiencia de costos. Ése será el nuevo piso desde donde se deberá reconstruir la industria. La capacidad de adaptarse a las nuevas tecnologías será vital para mantenerse competitivo en un contexto muy golpeado.

(*) Socio fundador y CEO de Avancargo