Cuando las autoridades sanitarias se enfrentan a una epidemia con características de pandemia anunciada por la OMS se diseñan las estrategias en dos fases, primero contención, que consiste en evitar que el virus circule y aparezcan los casos autóctonos o que sean los menos posible. Luego se ingresa en la fase de mitigación que diseña la atención de los enfermos y siempre se continúa con el objetivo de que se contagie la menor cantidad de personas.
Pandemias de estas características necesitan de políticas de Estado; es imprescindible convocar a los expertos en epidemiología, las sociedades científicas y también llevar las propuestas al Congreso para lograr unidad de criterios y avanzar en esa lucha con objetivos comunes. No se pueden hacer experimentos con la población ni acciones que surjan solo de la iniciativa de un pequeño grupo. Estar en comunicación permanente con la sociedad y generalmente a través de las autoridades sanitarias dar diariamente los consejos y los anuncios de la evolución de la epidemia que es dinámica e irá cambiando, pero es imprescindible que quien esté en contacto con la sociedad vaya ganando la confianza. Esto no sucedió a pesar de que en el país se había tenido una experiencia exitosa principalmente en CABA durante la pandemia de la gripe N1H1. Probablemente por un mal diseño de la comunicación, la población recibió mensajes contradictorios y se fue siempre atrás de los acontecimientos. Las pandemias hoy viajan en avión, tienen poca relación con la temperatura ambiente.
Comenzaron las dudas, la oposición en el Parlamento quiso citar al ministro, el personal de sanidad de frontera no tenía móviles para ir a la posición 18 donde se hacían los controles, no tenían médicos propios de guardia, los médicos de ANAC eran solo ocho de una dotación de 14, no se controlaron todos los vuelos de Europa, no se detectaban suficientemente los febriles, solo dos ambulancias con deterioro y falta de insumos.
En el Aeropuerto de Ezeiza las autoridades de Salud y de Transporte no se ponían de acuerdo ni aportaban los requerimientos de recursos humanos, tecnología e insumos.
El Aeropuerto de Ezeiza es la principal puerta de ingreso del coronavirus. Sin embargo, las autoridades no tomaron a tiempo las medidas para esta etapa de contención de la circulación del virus. Es cierto que en todos los aeropuertos del mundo pueden “colarse algunos enfermos” pero una cosa es algunos y otra es todos. Un dato objetivo, el 9 de marzo, el vuelo 2601 de Iberia proveniente de Barcelona llevaba pasajeros que ese día llegaban de Milán, una de las zonas más afectadas por la circulación del virus; esos pasajeros no fueron chequeados y se retiraron a sus domicilios sin ninguna indicación. En conclusión, Ezeiza estaba en una situación precaria para esta etapa de contención. Cabe aún saber si esta fue una falta de idoneidad de la jefatura del aeropuerto o de las autoridades de Sanidad de Frontera o no recibieron el apoyo necesario de los ministerios involucrados.
No importa la opinión sobre si es una epidemia grave mundial o no, pero ante estos riesgos las autoridades nacionales deben hacer funcionar todos los protocolos de contención de la circulación del virus.
Las autoridades del Ministerio de Salud y de Transporte deben tomar decisiones urgentes en Ezeiza.
1- Los protocolos no se cumplieron adecuadamente.
2- Los profesionales de Salud que incorporó Sanidad de Fronteras no tenían capacitación previa.
3- Se está exponiendo al personal de Ezeiza del ANAC.
Comentamos en las redes que estábamos perdiendo la oportunidad de la contención pero que ya era necesario comenzar con las acciones de mitigación, el virus va a comenzar a circular y el riesgo de infección autóctona es muy alto. Descentralicen urgente la atención en las guardias con consultorio en tráilers sin que los pacientes que consultan por cuadros respiratorios o fiebre ingresen en los hospitales. La etapa de contención está fracasando; hay que organizar la mitigación. En este sentido, CABA cuenta con los recursos necesarios y se anunció incorporación de profesionales de la salud, recursos de insumos y tecnología, diseño de derivaciones, aumento de las camas de terapia intensiva, respiradores y aislamiento.
La rectoría del Gobierno nacional es imprescindible y el presidente tuvo la necesidad y se involucró en la lucha contra la pandemia para proteger a los argentinos y llamó a la unidad. Hoy es la cara del Gobierno en esta lucha para ganar la confianza de los argentinos. Habló de penalidades, pero estimo que lo hizo para demostrar la gravedad de un comportamiento no solidario. Me imagino que ningún habitante de nuestro país recibirá ninguna pena porque ellos son justamente las víctimas. Se debe apelar a la conciencia solidaria.
*Ex viceministro de Salud.