#28M: presentamos por octava vez el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Y la marea verde volvió a poblar las calles de Buenos Aires.
El pañuelo que simboliza el reclamo por el aborto legal, seguro y gratuito en Argentina se volvió global y tiñó de verde la alfombra roja de Cannes, con ello nuestro grito llegó a cada rincón del mundo.
A pesar de que varios países se encuentran dando esta lucha, el movimiento de mujeres argentino logra trascender las fronteras y alcanzar una visibilización global por su fortaleza y su gran poder simbólico.
Sin embargo, también servimos como contraejemplo de lo que ya no puede suceder: ante la reciente aprobación de la penalización del aborto en Alabama, las activistas advertían “nos veremos como Argentina, donde una niña violada de 11 años rogó ‘quiero que me saquen esto que me puso adentro el viejo’ mientras fue forzada a parir”.
Y es que el aborto legal continúa siendo una de las grandes deudas en materia de justicia social, de salud pública y de Derechos Humanos en nuestro país.
En materia social, el aborto legal significa equiparar las condiciones de vida de la población femenina con menos recursos en un país donde 7 de cada 10 personas pobres son mujeres. Son ellas quienes mayormente mueren y sufren en la clandestinidad, criminalizadas en el caso de acudir a hospitales y excluidas también de otros bienes culturales, educativos y materiales.
El aborto legal significa equiparar las condiciones de vida de la población femenina con menos recursos en un país donde 7 de cada 10 personas pobres son mujeres
En cuanto al aspecto sanitario, se trata de reconocer y atender desde el Estado a las más de 500 mil mujeres que recurren a abortos clandestinos cada año. Estos constituyen la principal causa de muerte materna, con un saldo de una mujer muerta por semana.
Del otro lado, podemos observar el caso de Rosario, donde se implementa el protocolo del aborto legal desde 2012. Desde ese mismo año, esta ciudad de vanguardia en materia de salud pública no registra ninguna muerte materna por interrupción voluntaria del embarazo.
Por último, los derechos reproductivos de las mujeres son reconocidos en todo el mundo, al igual que el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos. La aprobación del aborto legal, seguro y gratuito nos pondría a la altura de los países que garantizan el acceso pleno a los derechos humanos esenciales a toda la ciudadanía de manera justa e igualitaria.
Por todo esto, este año presentamos por octava vez el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo. No bajamos los brazos. No callamos nuestras voces. Renovamos la esperanza y nos volvemos a encontrar en las calles para seguir reclamando: educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir.