Durante la situación de pandemia y aislamiento social, preventivo y obligatorio del año 2020, la Organización Panamericana de la Salud precisó como recomendación mantener las rutinas habituales de sueño. No obstante, advirtieron que los trastornos en el sueño podrían aparecer como una reacción esperable ante la situación de pandemia. Un informe realizado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA) en mayo de 2020 en la población del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) evidenciaba que seis de cada diez personas habían modificado su hábito de sueño. La percepción de una mala calidad de sueño había aumentado respecto al tercer trimestre de 2019, alcanzando casi al 35% de las personas del AMBA en mayo de 2020. Estas alteraciones en el sueño eran aún más pronunciadas entre las personas que se encontraban en condiciones de vulnerabilidad social, económica, laboral y educativa.
El reciente informe realizado por el ODSA en 2021, titulado “Privaciones estructurales en el desarrollo humano. Argentina urbana 2010-2020 bajo el escenario covid-19. Desigualdades en recursos psicosociales, condiciones sanitarias y representaciones ciudadanas frente al contexto de pandemia”, da cuenta de las alteraciones en la calidad y cantidad del sueño en la población adulta urbana en Argentina durante 2020. En el tercer trimestre del año 2020, habiendo transcurrido los primeros meses de confinamiento estricto en Argentina, dos de cada diez personas percibieron una mala calidad de sueño. Vale la pena destacar que fueron las mujeres, en comparación con los adultos varones, quienes refirieron en mayor medida una mala calidad de sueño y una disminución en la cantidad de horas de sueño. Asimismo, las personas en condiciones de pobreza y vulnerabilidad socioeconómica, laboral y educativa han evidenciado una peor calidad y menor cantidad de sueño. En un contexto de confinamiento, resulta importante destacar que ha sido mayor la prevalencia de una mala calidad de sueño en personas que viven en hogares con hacinamiento.
La salud de las personas debe ser considerada desde una perspectiva holística, en la que se involucre tanto la salud física y mental como todos aquellos determinantes sociales, económicos, laborales, ambientales y psicológicos que pueden impactar en el estado de salud y bienestar de la persona. En el marco de una pandemia mundial, en la que resulta esencial promover la práctica de hábitos saludables, el sueño se nos presenta como una práctica en salud y uno de los aspectos que no pueden ser dejadon de lado al considerar el desarrollo integral del ser humano. Es por esto que es esencial reparar en el ciclo de sueño-vigilia tanto a nivel individual como poblacional.
La evidencia presentada en el documento estadístico del Observatorio de la Deuda Social Argentina indica deudas en materia de salud y específicamente en el hábito del sueño de los argentinos. Estas deudas sociales responden a inequidades que se mantienen a lo largo de los años en la sociedad argentina, en función de características individuales y estructurales, tales como el sexo, el estrato socio-ocupacional y la condición de pobreza. Resulta necesario destacar y modificar estas desigualdades sociales para un mayor desarrollo en salud y bienestar de la población argentina.
*/**Investigadoras del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA).