Ver es la actitud que adopta un espectador, saber es estar informado y entender implica gobernar los conocimientos.
Quienes ven, se limitan a familiarizarse con la imagen, quienes saben se circunscriben a tomar nota o leer, pero quienes entienden son los que protagonizan el suceso.
En la política nos dejan ver, a veces nos permiten saber, pero muy difícilmente se nos posibilita entender.
He aquí: “la casta”. Este sistema de castas es una manera particular de estratificación social al que solo se pertenece por herencia.
Los pueblos quedan supeditados a elegir de la “casta”.
Los pueblos suelen estar limitados a elegir a aquellos políticos que la casta ofrece como son las promociones en las góndolas de un supermercado.
Los pueblos analizan el producto, revisan su imagen, y tienden a elegir el mal menor.
Quienes entienden la política no eligen a los funcionarios, porque los que la entienden son los políticos y son quienes administran lo que los pueblos tienen que elegir.
En resumidas cuentas, los que entienden de política son quienes la ejercen y los que saben o los que la ven son quienes tienen que elegir al político.
Este sistema es conocido como democracia.
Hete aquí que la democracia impone a quien se debe elegir y quienes son los autorizados a elegir.
Siendo que siempre son las mismas personas las que se postulan y ocupan cargos públicos y que son ellos quienes determinan quien puede o no votar, lo que realmente sucede es que hay un monopolio de poder coloquialmente llamado casta.
El individuo, su familia, su trabajo y proyecto queda a merced de las reglas que imponen quienes entienden el poder político.
Pues así la democracia puede ser juzgada como el menos malo de los sistemas de gobierno.
¿Cuál es el mejor sistema de gobierno?
Nadie tiene esa respuesta, pero la sociedad actual, la del siglo XXI, deberá repensar y dar a luz a alguna nueva idea que se adecué a las nuevas libertades, a las innovaciones y a los avances científicos para que la humanidad se encause a un futuro político perfectible y que legitime la participación ciudadana.
Saber es tener conocimiento y es administrar información. Entender es comprender y analizar cómo funciona la cosa. Es decir, “entender” es un estadio superior al saber.
Por ejemplo, todos sabemos que los aviones vuelan, pero son solo los profesionales de la navegación área quienes entienden como los aviones lo hacen.
El ejemplo del avión es muy claro para diferenciar entre el saber y el entender, pero aplicado a la política supone que la democracia no es del pueblo ni de sus instituciones, sino que se limita a los que comparten el sistema de castas, que serían los entendidos.
Por consiguiente, el resultado de este viejo sistema es la verdadera grieta. No hay grieta partidaria, sino que la grieta es entre el sector privado y el público.
El sector privado fue subyugado por el sector publico como consecuencia del clientelismo, los acomodos, la imposición de reglas fiscales y los abusos de control.
El sector privado perdió el control sobre sus representantes. Los sindicatos, gremios, cámaras y demás organismos transaron con la casta al punto que constituyeron una familia ensamblada.
La clase media productiva yace cautiva bajo el dominio del sector publico y ya no cree en la necesidad de un poder político que administre sus libertades.
El futuro esta a la vuelta de la esquina, en el 2023, el pueblo podrá elegir nuevamente, la casta no cederá espacio, así que el sector privado tendrá la posibilidad de presentar debate y hacerse oír, y si no logran hacer eso podrán seguir agolpándose en las colas de las escotillas de los aviones para viajar a países donde quizás puedan formar parte del entendimiento gubernamental de alguna nación extranjera en el que la democracia quizás sea un derecho común y no un sistema de castas, diseñado para que se beneficie el sector público en detrimento del privado como pasa en la argentina.
TOMO 83 FOLIO 502 CPACF
DNI 25.096.565