OPINIóN
La primera presidenta del mundo

Esta mujer

María Estela Martínez Cartas, más conocida como Isabel Perón, cumplió 91 años el 4 de febrero. Aquí se repasan los muchos y notables “récords” que ostenta.

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Récord. Fue la primera mujer Presidenta, no solo de nuestro país o de América: Isabel Perón fue la primera Presidenta del mundo. | cedoc

Esta mujer de la foto, que celebró en Madrid hace dos semanas (en venerable silencio que resguarda desde hace décadas) su cumpleaños número 91, fue muy importante en la historia argentina.

Esta mujer posee una serie notable de “récords” que –por razones que cada cual podrá deducir– el principal movimiento político de la Argentina ignora y oculta, y sobre todo, se cuida de transmitirle a las generaciones más jóvenes, que casi no escucharon hablar de ella.

Vale la pena repasarlos:

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◆ Fue la primera mujer Presidenta, pero no solo de nuestro país o del continente americano: Isabel Perón fue la primera Presidenta del mundo. En efecto, antes de ella hubo reinas o primeras ministras (Indira Gandhi en la India, Golda Meir en Israel) pero Presidenta-Presidenta, lo que se dice Presidenta, fue la primera en todo el planeta.

◆ Es la única persona en la historia argentina que integró una fórmula presidencial con su marido, y fue también la primera en ser Presidenta de la Nación después de su esposo (la segunda en obtener este récord fue, desde 2011, Cristina Fernández de Kirchner).

◆ Fue la primera presidenta mujer del Partido Justicialista (y en verdad, la única. Como es sabido, Evita presidió el Partido Peronista Femenino, pero por supuesto, nunca estuvo al frente del PJ).

*Fallecido Carlos Saúl Menem, es la única persona viva que ocupó la Presidencia de la Nación Argentina en el siglo XX.

◆ También fue la Presidenta peronista cuyos decretos de “aniquilación” de la guerrilla y cuya tétrica “Triple A”, inspirada por el propio Perón (según cuenta Miguel Bonasso en su libro El presidente que no fue) y ejecutada por José López Rega, su ministro, iniciaron el ciclo de Terrorismo de Estado que abrió las puertas del infierno de la dictadura militar, como lo definió de modo impar Rodolfo Walsh en su célebre “Carta abierta a la Junta Militar”, al escribir que “ahora las Tres A son las Tres Armas”.

◆ Fue la mujer que más tiempo estuvo al lado de Perón, el líder más importante e influyente de la Argentina en el siglo XX: desde fines de 1956, en que comienza su relación, hasta la muerte del General, en 1974. Más de 17 años.

◆ Fue una de las personas que mayor tiempo tuvo detenida la dictadura cívico militar de Videla y compañía: “Isabel” estuvo en cautiverio desde el golpe (marzo de 1976) hasta julio de 1981. No hay en la historia argentina otro/a Presidente/a que haya estado tanto tiempo en prisión.

Silencio. Esta mujer, que se llama María Estela Martínez Cartas, y que al casarse legalmente con el líder agregó “de Perón”, fue conocida como “Isabel Perón”, y también se la llamó “Isabelita”, en un intento de elevarla a la dimensión de una nueva Evita (quizás por aquello de Marx de que la historia se repite, como quien dice, dos veces, una como tragedia y la otra como drama). Y fue una de las responsables del desastre social y del baño de sangre en la Argentina de los años 70 (junto con Perón, claro. Él fue quien la puso a ella y a López Rega en esos lugares decisivos).

Aunque esta mujer vive, el peronismo casi no habla de ella (por razones que cada persona sabrá evaluar) y seguramente, cuando muera muchas personas jóvenes a las cuales ni se les menciona su existencia –en especial las que militan activamente en el oficialismo–, se estarán enterando de ella.

Los hechos que protagonizó “Isabel”, o (como dice una de las personas entrevistadas en el interesante documental de Julián Troksberg) en los que flotó como un corcho en una tempestad, ocurrieron hace ya casi medio siglo.   

El documental al que me refiero se llama Una casa sin cortinas (2021) e intenta, mediante entrevistas a protagonistas y testigos de la época, comprender lo que parece un enigma para muchos: cómo esta mujer, sin formación política, con una personalidad proclive a la superstición y las creencias sobrenaturales, y claramente sin preparación alguna para semejante papel, llegó a ser Presidenta de la Nación Argentina, en una época de tremenda convulsión como fueron los comienzos de la década del 70.

Vale la pena verlo (está disponible en Flow): muestra esta increíble historia, digna de la literatura fantástica latinoamericana, en muchas de sus dimensiones, trágicas, cómicas, desbordantes de delirio, pero causantes de mucho dolor e incomprensión en el pasado reciente.

Si para algunas personas “Isabel” es un enigma, para otras no hay tal enigma, y su lugar en la historia no es más que una evidencia de lo que ocurre cuando se entroniza a seres humanos cómo líderes absolutos, dándoles un poder omnímodo, cuyas decisiones (aun si son caprichos) no se pueden someter a discusión.

Y sobre todo, es una muestra poderosa de lo que puede pasar cuando esos líderes se autoconvencen de ser tan geniales que pueden dejar ese lugar de líder como herencia a alguien por el solo hecho de llevar su apellido, o de que su divino dedo lo señale para la sucesión.

Quizás recordar a esta mujer ayude a revisar desde un pensamiento crítico ese tipo de liderazgos. Es, quizás, el único aporte valioso que su figura pueda dejarle a la posteridad.

 

*Licenciado en Filosofía y periodista. Integra la cooperativa periodístico-cultural El Miércoles, en Entre Ríos.