El movimiento feminista latinoamericano se encuentra frente a un gran dilema: el avance de grupos conservadores, algunos de extrema derecha, en las Legislaturas, en cargos de elección popular y en los espacios de tomas de decisión. La progresión de procesos de autocratización, o de retroceso democrático, no es nueva. Tanto en Europa como en América Latina se presenta en diversos países, durante la última década. Viktor Orbán en Hungría, Marine Le Pen en Francia y, más recientemente, Georgia Meloni en Italia encarnan esta tendencia. En el continente, Jair Bolsonaro en Brasil, Javier Milei en Argentina y José Antonio Kast en Chile siguen la misma trayectoria. Todos tienen en común el deseo de llegar o permanecer en el poder. Todos comparten, también, un fuerte discurso antifeminista.
¿Por qué se produce este fenómeno en estos tiempos, en plena Cuarta Ola del feminismo? Estamos frente a un movimiento vigoroso, que tiene una fuerza y alcance que no se comparan con los de décadas anteriores. Se trata de un movimiento feminista presente en, probablemente, la mayor parte de los países del mundo, incluyendo teocracias como la de Irán. Ciertamente, es un movimiento extendido en el América Latina, como lo demuestran los fuertes vasos comunicantes que amplifican campañas como #MeToo y #NiUnaMenos, y que instalan en la memoria colectiva símbolos como el pañuelo verde, originario de las protestas proaborto en Argentina, y la performance de Las Tesis, nacida en Chile en pleno Estallido Social.
De la misma forma, el movimiento feminista latinoamericano de la Cuarta Ola es plural, tiene nuevos repertorios de acción y ha incorporado renovadas expresiones, dentro de la diversidad de atributos de las mujeres a las que representa. El valor actual de este feminismo es la interseccionalidad y la capacidad de representar demandas de grupos más diversos, dentro de sus bases, alcanzando –en consecuencia– una mayor representatividad.
¿Qué es lo que explica, entonces, este dilema que se traduce en que, luego de décadas de grandes avances, adquiera una mayor fuerza esta amenaza latente del retroceso? Diversos estudios sobre el feminismo de la Cuarta Ola y, en contraposición, del avance de grupos conservadores han propuesto explicaciones distintas para entender este fenómeno. Una de ellas es el hecho de que los movimientos sociales abren la oportunidad para el surgimiento de contramovimientos. Y es interesante considerar, en este sentido, que el mismo movimiento feminista se enfrentó a grupos conservadores que hoy se le contraponen.
En segundo lugar, la instalación de un discurso que, querámoslo o no, interpreta a sectores de nuestras sociedades. Se trata de individuos que no comparten el avance de la llamada “Ideología de género”, concepto acuñado en un cónclave religioso. En ellos hace eco la idea de que el feminismo es una ideología de extrema izquierda que busca erosionar los valores tradicionales y que amenaza la concepción heteronormativa de la familia y la sociedad.
De esta forma, el desafío más importante para el movimiento feminista latinoamericano en la actualidad es enfrentar esta cruzada autocratizadora. Y para hacerlo, puede recurrir a los mismos repertorios que considera la acción colectiva. En su movilización, el feminismo puede convocar a los diversos segmentos de la sociedad a alinear su visión de la democracia con la profundización de los derechos para las mujeres. Porque esta parábola de la “Ideología de género” es, por una parte, una estrategia para revertir la extensión de los derechos alcanzados, pero al mismo tiempo, es una disputa por ocupar los espacios de poder.
No es casual que a medida que en el continente avanza la representación descriptiva y sustantiva de mujeres y minorías sexuales, se instalen en las Legislaturas y en los cargos de elección popular personajes que hacen de la violencia política contra las mujeres una estrategia de campaña. Será tarea del feminismo organizado, en consecuencia, transversalizar en las sociedades de América Latina la importancia que tiene para nuestras democracias defender los derechos conquistados.
*Pontificia Universidad Católica de Chile. Red de Politólogas. (@laotramichelle).