La forma de pensar y desarrollar los negocios cambió desde hace ya algunos años, principalmente por los efectos del cambio climático y por las oportunidades que el mundo brinda para economías como la Argentina, fuerte en recursos naturales. La creciente demanda por bienes y servicios más eficientes y de mayor calidad nos pone frente a un escenario que no debe dejar de aprovecharse.
La bioeconomía suele definirse como la producción sustentable de bienes y servicios mediante el uso o la transformación de recursos biológicos. En otras palabras, hacer y aplicar tecnología para ser más eficientes, dos aspectos en los que las políticas públicas muestran signos débiles aún, sobre todo cuando se las compara con países que llevan la delantera en estos temas.
La bioeconomía es muy importante por la relevancia e impulso en sectores altamente productivos, tales como la biotecnología, el bioetanol y el biogás, entre otros. En países como la Argentina, su desarrollo pleno tiene un excelente futuro, para el cual deberá superar un presente con muchas restricciones.
La bioeconomía como nuevo paradigma
Según los últimos datos oficiales publicados por el Observatorio de Bioeconomía del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, en 2017, la bioeconomía representaba un 16% del PBI, con un valor agregado por complejo agroindustrial de 87.000 millones de dólares. Mientras tanto, en términos de exportaciones, generaba 38.000 millones en 2018.
En términos de empleo, el sector bioeconómico alcanzó los 2.470.000 puestos de trabajo en 2019, es decir, alrededor el 12% del empleo total, con un requerimiento mayor al resto de los sectores de la economía por millón de dólar generado por valor agregado: 34 contra 32 puestos de trabajo, según estimaciones de Ariel Coremberg.
Los últimos resultados de la investigación que llevamos a cabo estiman que, en 2021, la participación del sector bioeconómico en el país creció a 18%, mientras que la relación de requerimiento de empleo por millón de dólar en valor agregado se amplió a 35.
Como todo proyecto bioeconómico, potenciar el sector busca ser eficiente en tres aspectos: económico, ambiental y social. Además de lograr buenos resultados en estas tres dimensiones, es clave la interacción entre las diferentes industrias y las cadenas de valor, principalmente aquellas referidas a energía y alimentos, dos aspectos en los que Argentina tiene serios problemas.
Bioeconomía, una llave para el desarrollo rural
Todo ello vuelve necesario y urgente crear los escenarios para incentivar la inversión privada, aliviando la presión fiscal, potenciando los vínculos científicos-productivos como también el rol de las instituciones educativas junto con las empresas, permitiendo una mayor innovación en tecnología e integrándonos más con el mundo.
El rol de las políticas públicas es clave: si no pueden adaptarse a lo que el contexto tanto local como internacional está pidiendo, sólo profundizarán más las crisis.
Los biocombustibles pueden ilustrar esta situación, dado el actual problema de abastecimiento de combustible en casi todo el país. En la industria automotriz, según fuentes especializadas, se podría trabajar con una proporción de 17 a 20% en promedio de corte sobre las naftas, cuando la ley lo ubica aproximadamente en la mitad de estos valores. Elevando el porcentaje de corte en naftas se podría potenciar al sector en los tres aspectos en los que se busca ser eficiente: rentabilidad económica, mayor impacto social por la creación de nuevos empleos de calidad, y eficiencia ambiental por trabajar con energías más sustentables, con reducción de emisiones y menor huella ambiental.
Al mismo tiempo, nos abriría nuevos mercados con el resto del mundo, dado el potencial que tiene la Argentina gracias a sus recursos naturales y la capacidad sectorial, logrando una mayor integración y disminución de costos internos.
La bioeconomía, la clave para el desarrollo
El mundo nos ofrece una oportunidad para potenciar la bioeconomía. Para ello, y al igual que sucede en el resto de los sectores, la política debe ofrecer un escenario de previsibilidad que incentive su crecimiento sostenido. Disminuir considerablemente la presión impositiva, brindar un marco normativo coherente con el mercado y asegurar los derechos de propiedad son los puntos de partidas necesarios para comenzar a crecer de forma sostenida.
* Guido Vignoli. Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Belgrano.