Ante la irrupción de la pandemia, una serie de medidas económicas (Ingreso Familiar de Emergencia –IFE- y Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción –ATP-) fueron tomadas desde el Gobierno Nacional para desacelerar el impacto que el ASPO tuvo sobre la actividad y el trabajo.
Como se detalla en el gráfico 1 estas ayudas, sumadas a la AUH y a la “Tarjeta Alimentar”, permitieron que el peso de dichas transferencias pase a explicar, en promedio, el 9,7% de los ingresos totales familiares, casi triplicándose dicho valor comparando el primer y segundo trimestre del 2020. Las ayudas alcanzaron a todo tipo de hogares, aunque adquirieron una mayor focalización en hogares inactivos y desocupados.
En este sentido, el gráfico 2 expresa el porcentaje de hogares según clase social que recibió algún tipo de ayuda estatal, entre los primeros seis meses de 2019 y 2020.
Aquellos hogares con jefe/a desocupado, cuenta propia no calificado o trabajador de servicios de pequeñas empresas, es decir ocupaciones con un alto nivel de informalidad, son en donde en mayor medida han aumentado las transferencias monetarias. Por el contrario, los hogares con asalariados en grandes empresas han experimentado un aumento nulo o pequeño en dichos ingresos, debido a que el impacto de la pandemia en dichos sectores fue menor o, posiblemente, pudo ser enfrentado con mayores recursos.
Por otro lado, las ayudas no se limitaron únicamente al sector trabajador, desocupado e inactivo, sino que también han tenido un impacto considerable entre los directivos y propietarios de grandes y pequeñas empresas. Si bien su peso sobre el ingreso total es bajo, en términos porcentuales alcanzaron a triplicar su proporción, posiblemente explicado por la implementación del programa ATP.
Globalmente expuesto, las políticas de ayudas monetarias tuvieron un papel relevante para sobrellevar la pandemia y aminorar el impacto de las medidas sanitarias implementadas, abriendo la discusión sobre su sostenimiento en el escenario pos-pandemia, principalmente en los sectores más postergados.
*Sociólogo. Instituto de Investigaciones Gino Germani (UBA), Becario CONICET.