OPINIóN
acumulación y legitimación

La Argentina del ni fu ni fa

1-11-2020-Logo Perfil
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Nuestra sociedad está atrapada en un proceso de decadencia que no hay que confundir con los efectos de la pandemia, ni tampoco con las consecuencias de malas políticas económicas y sociales.

Estamos desafiados por un capitalismo que fracasó en su capacidad de generar riqueza, admitir condiciones morales razonables de distribución del ingreso,  generar puestos de trabajo, incrementar la productividad, difundir el cambio tecnológico, retener el excedente fronteras adentro y relacionarse de manera diversificada con el mundo.

También estamos en disputada por el fracaso de la democracia en su deber de establecer condiciones mínimas de bienestar ( acorde a lo que obliga la Constitución), de alejarse de políticas elitistas que convierten al Estado en un loteo de actividades opacas, de impedir el uso de los mas débiles como patio de maniobras de disciplinamiento y contención , de hacer que los derechos enunciados se conviertan en capacidades efectivas y no en papel mojado, de construir una democracia con poder que no baja la cabeza ante la voz de los mercados y las corporaciones.

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Para decirlo de forma estilizada está en crisis la acumulación y la legitimación. En términos brutales, está en duda la reproducción y continuidad de la sociedad tal cual la concebimos hoy.

Pero la Argentina, cruel y desgarrada, sigue andando y no está detenida para la foto. Produce y ahonda el maltrato y las desigualdades y un régimen  de desigualdades que no es un accidente, ni una consecuencia impensada.

Fuerzas concentradas y hegemónicas de la economía y la política son las ganadoras dentro de esta derrota colectiva.

La cuestión es ¿Están dispuestos a ceder posiciones dominantes para habilitar reformas que se orienten a cuestionar las propias bases de su poder?

Tenemos elites fracasadas en su tareas. ¿Suponemos que una abrupta y milagrosa mutación introspectiva las hará cambiar rutinas y beneficios?

Un grupo de música español SKA-P dice “La democracia se convierte en banalidad. Puedes elegir sin diversidad. Sino estás con los gigantes te aplastaran”. .

Conocemos los horrores que produjo la banalidad del mal en el nazismo. ¿Tenemos en claro y estamos dispuestos a asumir los daños irreparables que producirá la banalidad de la democracia?

Durante décadas la pregunta de las ciencias sociales fue ¿Cuánto capitalismo soporta la democracia? La recomposición de las relaciones de fuerza entre sectores sociales, la reconfiguración de los procesos productivos, la internacionalización del capital y la crisis de los estados de bienestar mutaron esa pregunta hacia una mucho más incómoda ¿Cuanta democracia puede soportar el capitalismo?

Y hoy frente a un extendido proceso de fragmentación, de desconfianza colectiva, de dificultades para agregar coaliciones sociales y culturales sostenibles que impliquen nuevas relaciones entre las personas y el ambiente, presididas por conceptos como libertad e igualdad, la pregunta es: ¿Cuanta banalidad democrática soportan nuestras sociedades? O mejor ¿Qué sociedad puede convivir con una democracia banal que da excusas y espectáculos  y una economía que solo provee corto plazo, esfuerzos sin retribución y pérdida de los niveles de vida?

El riesgo es que esto se profundice y pasemos de la banalidad de la democracia a la hostilidad a la democracia.

Ahora bien, aunque estén paradas en sus fracasos y sin atisbo de futuro, estas elites económicas y políticas seguirán allí el 13 de septiembre y el 15 de noviembre.

Se trata de oxigenar este ambiente viciado con nuevos temas, nuevos protagonistas, nuevos Así no.

Como sociedad de ingresos medios, en decadencia, la Argentina está enfrentada a una grave disyuntiva.  

Intentar crear riqueza a partir de sacrificar derechos sociales  y ambiente. En esto pueden turnarse el macrismo, que cree que hay que achicar expectativas sociales, y el kirchnerismo, que irresponsablemente sin cambiar nada promete variar todo,  incluso el tiempo. Curiosa fuerza donde el futuro está en el pasado.

O plantear acuerdos hacia una nueva prosperidad más igualitaria, con más y mejores bienes comunes, en transición productiva y ambiental. Una prosperidad que saca la riqueza de nuevos actores, nuevas empresas y más y mejores derechos.

Mantener e incrementar la polarización política y el régimen de desigualdades es la manera más bestial de inhibir los cambios que necesitamos para vivir en común.

Tal vez es el tiempo de darle principio a la esperanza.

*Economista y candidato a Diputado por Alternativa Ciudadana en CABA.

Producción: Silvina Márquez.