OPINIóN
Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

La brecha de género en el ámbito laboral es una manera de discriminar y maltratar a las mujeres

La violencia de género toma múltiples formas, algunas más evidentes que otras, y es nuestra responsabilidad conocerlas para erradicarlas.

Discriminación en el ámbito laboral
Discriminación en el ámbito laboral | Agencia Shutterstock

Hoy, 25 de noviembre se celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y quería compartir algunas reflexiones para que todos tomemos conciencia que está en nuestras manos frenarla y erradicarla.

La primera imagen que se presenta en nuestra mente cuando pensamos en la violencia contra las mujeres seguramente incluye golpes, gritos, sangre. En definitiva, agresión física. Sin embargo, hace ya bastante tiempo que tanto la ciencia como el derecho han logrado detectar y tipificar diferentes modos en que este problema se manifiesta.

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La violencia contra las mujeres se puede dar dentro o fuera del ámbito laboral. Existen lamentablemente un sinfín de modalidades, de muy distinta índole. Algunos de los ejemplos que podemos citar como muestras de esto son: que no haya mujeres en posiciones directivas de las empresas, que sea la mujer quien siempre haga las compras y cuide a los hijos; que la mujer no tenga su propia tarjeta de crédito o no disponga de dinero y también engañar para tener relaciones sexuales sin preservativo.

Cuando hablamos de equidad de género en el mundo laboral, observamos que aún existe esta brecha de género donde los varones tienen una participación mayor al 20% que las mujeres en los puestos de trabajo; y en varios lugares existen fronteras culturales que niegan la participación de la mujer en las organizaciones. Por otro lado observamos una brecha de género en el desempleo donde las mujeres tienen mayor probabilidad de estar desocupadas que los varones. A mayor informalidad laboral mayor el desempleo femenino, a menor edad o nivel sociocultural es mayor la informalidad laboral como el impacto del desempleo.

Las brechas de género y la discriminación de género en el mundo laboral las vivimos diariamente; una forma evidente de discriminación se observa en los procedimientos de contratación, en los salarios, en los beneficios como también en licencias y permisos.

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Comparto con ustedes algunos ejemplos de discriminación: un hombre y mujer están en una reunión de trabajo presentando algo; ambos dicen lo mismo, proponen la misma idea, el mismo proyecto y se valida diciendo como dijo “el Gerente ”… ahí se muestra claramente cómo se reconoce esa voz del varón, que se percibe como una voz más autorizada o en una reunión los varones terminan conversando entre sí. También podemos hacer mención a los roles en las reuniones donde generalmente las notas las toman las mujeres, la limpieza y el orden de la sala lo terminan haciendo ellas.

La violencia de género también puede ser sutil, incluso por momentos está “socialmente aceptada” y se expresa en lo que denominamos micro machismos o micro agresiones. Las micro agresiones son aquellas formas sutiles pero dañinas de comportamiento discriminatorio que experimentan los miembros de los grupos vulnerables. Tengámoslo presente: las actitudes sexistas; como los micro machismos, afectan y vulneran la dignidad de las mujeres. 

Otra manera de expresión de micro agresiones es el sexismo, una actitud discriminatoria que surge como resultado de suposiciones, conceptos erróneos y estereotipos que normalizan la discriminación, el maltrato y la objetivación de las personas por su sexo, género u orientación sexual.

Los micro machismos son comportamientos diarios que tanto hombres como mujeres tenemos completamente asumidos. Aunque son sutiles y de apariencia inofensiva, ponen en evidencia una desigualdad cultural entre géneros que determina de una manera implícita las actitudes que uno y otro deben adoptar.

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Una de ellas es la asunción tácita de que las tareas domésticas, la limpieza o el cuidado del hogar y la atención de  las personas que lo habitan, son inherentes al hecho de ser mujer. También la ridiculización o humillación de la mujer, la manipulación emocional, los dobles mensajes, engaños, desautorización o abusos de confianza, entre otros.

Un comportamiento muy común es acusar a una mujer de ser “una histérica” o “demasiado emocional” cuando muestra un desacuerdo en modo enérgico, algo que en un hombre sería respetado y aplaudido.

En síntesis, podemos asumir la falta de compromiso y reconocimiento de los derechos de la mujer, la división sexual del trabajo, las micro agresiones y el sexismo como características fundantes de la desigualdad entre las mujeres y los hombres. Se trata de situaciones y circunstancias que vemos con frecuencia a nuestro alrededor.

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Para concluir es necesario adoptar una postura inclusiva para evitar que cualquier persona se sienta incómoda desvalorizada, discriminada en un ámbito laboral, en su espacio de trabajo y para eso tenemos que reconocer estas conductas de discriminación, evitar ejercerlas y vocalizar cuando otras personas las están ejerciendo y así entre todos y todas nos involucremos en la construcción de espacios más equitativos. En este marco debemos tener en cuenta que es importante generar espacios equitativos, inclusivos, con mismas oportunidades de crecimiento y desarrollo para todas y todos.

 

* Luis Etchenique. Psicólogo. Consultor Sr. de Whalecom, especializado en diversidad, equidad e inclusión.