OPINIóN

Devaluación e inflación: capítulo Asia del Indo-Pacífico

La depreciación de las monedas nacionales genera que se precisen más recursos para adquirir los productos que le compra al mundo lo que se suma a un contexto de importante alza de precios en energía y alimentos.

Dólares
Dólares | cedoc

La reciente suba de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos, si bien era esperada, marcó la confirmación del endurecimiento de la política monetaria norteamericana lo que implica un proceso de revalorización de su moneda.

Esta revalorización se ha venido dando en el último año, impactando a las economías asiáticas de diferentes formas. Las monedas del Asia Pacífico han perdido valor recientemente, algunas cayendo a pisos que no habían visto por muchos años.

El yen japonés pasó de 109 a 130 por dólar en el último año, alcanzando su menor nivel en dos décadas y el won coreano pasó en ese período de 1.127 a 1.272, el menor valor en más de una década. Similares procesos de depreciación de la moneda han estado sucediendo, en mayor o menor medida, en Tailandia (con una devaluación cercana a 10%), Filipinas (8%), India, China, Singapur, Malasia y Taiwán (entre 5 y 6%), entre otros.

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La estrategia del Indo-Pacífico y América Latina

La depreciación de las monedas nacionales genera que se precisen más recursos para adquirir los productos que le compra al mundo lo que se suma a un contexto de importante alza de precios en energía y alimentos. Al ser la región importadora más importantes de esos productos, está experimentando un cimbronazo que impacta en su balanza comercial -claramente positiva en este siglo- y en los precios internos.

En Corea, por ejemplo, las importaciones subieron en el último año 6 puntos porcentuales más que las exportaciones, impulsadas por un 53% de alza en la importación de petróleo crudo. En Filipinas, las exportaciones crecieron 6% entre marzo de 2021 y 2022, mientras que las importaciones subieron 28%. En Japón, en el mismo período las exportaciones crecieron 15% pero las importaciones aumentaron 31%. El deterioro de la balanza comercial afecta negativamente el valor de las monedas asiáticas, mientras que el mayor valor de los productos importados eleva los precios internos.  

Si bien la región ha tenido una inflación controlada, cercana al 2% anual entre 2018 y 2021, este año los números estarán por arriba de ese promedio. En India la inflación de marzo alcanzó un incremento anualizado de 7%; en Corea ha sido del 4,1%, en Japón, de 1,2%, en Filipinas, de 4,9% y en China de 2,1% (estos dos últimos en abril). En todos los casos, las cifras se encuentran por arriba de lo que esperaba el mercado, y las proyecciones de instituciones oficiales estiman que seguirá subiendo el costo de vida durante este año.

Asia Pacífico rompe el chanchito

La devaluación de la moneda y el incremento del costo de vida ralentizará el consumo privado en el Asia del Indo-Pacífico, lo que llevará a una menor demanda de importaciones y a la morigeración del alza de los precios internacionales de alimentos y energía. Este escenario presentará un desafío para las economías que comercian fuertemente con estos países, como las del Mercosur. El excepcional crecimiento de las exportaciones que el bloque ha experimentado en el último año comenzará a ralentizarse en tanto suba el dólar, lo que podría derivar en una baja en el precio de los commodities, y baje la demanda proveniente de Asia.

Sin embargo, este panorama desafiante también presenta una renovada oportunidad para la región. Japón, Corea y Taiwán han reducido sus importaciones de energía desde Rusia, y buscan proveedores alternativos. Con la alta disponibilidad de gas y petróleo a la espera de inversiones que los extraigan, el nuevo escenario presenta una enorme oportunidad para el desarrollo del sector en la Argentina y en América Latina en su conjunto. Si se aprovecha o no esta excepcional coyuntura depende únicamente del ambiente de negocios que se logre construir. La pelota está de nuestro lado.

 

* Dr. Luis Ignacio Argüero. Profesor e investigador, Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad del Salvador (USAL)