OPINIóN

Dorita y el “protocolo”: chau ma

El 18 de setiembre te fuiste al cielo. Que dolor insoportable! Fue demasiado “protocolo” y poco ojo clínico. Tal vez tu destino estaba sellado, pero creo que con más empatía y menos tecnicismo estarías con nosotros.

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Cielo | Giografiche / Pixabay.

El 7 de julio te probaste dentadura nueva manteniendo tu coquetería de siempre, pero te vi mal, te perdías. Me sorprendiste! parecías deshidratada. El día 9 vino a verte el médico y el 10 te llevaron a la guardia del Hospital Ramos por diarrea e insuficiencia respiratoria, pero te rescatamos; volvimos a tu casa en donde mejoraste digestiva y neurológicamente, con dieta, remedios, mimos y la buena atención del enfermero Leonardo.

Sin embargo, tu respiración no mejoraba y, aunque mirándome a los ojos me rogaste que no te saque de tu casa, el 16 de julio resolví internarte en el Hospital Milstein. Sentí que me equivocaba, porque se que los hospitales no atienden personas, solo aplican “protocolos”, y a tus 80 años correspondía tratarte en forma individual. (Se extrañan los médicos de cabecera).

Como era de esperar con tu conocida fortaleza, para el 27 de julio ya habías mejorado, aunque por “protocolo” necesitabas una traqueostomía para “destetarte” del respirador. La soportaste bien, y dejaste la terapia sin necesidad de oxígeno y curada de covid, llegando a tu habitación el 12 de agosto, pasando antes por una sala intermedia. Te veíamos bien, Cristian y Valentina te cuidaban, pero empezaste a quitarte las sondas y guías, como poseída, sin darte cuenta. Te lastimabas y enojabas a los enfermeros que debían volver a ponerte lo que te quitabas, hasta que el 18 de agosto, intentando recolocarte (de mala gana) la sonda nasogástrica de alimentación, te perforaron la pleura y cambiaron de habitación para ocultar la iatrogenia, colocándote un tubo de drenaje, ante un Tiziano que mientras te cuidaba recibía su bautismo de fuego.

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Frente a esa praxis, con Mariel decidimos trasladarte el 19 de agosto al Sanatorio Estrada, especializado en rehabilitación. Llegaste complicada, pero estable. Dos días después te retiraron el tubo pulmonar, pero la Hemoglobina baja disparó otro “protocolo”: transfusión de sangre. Nos consultaron y autorizamos transfundir una (1) unidad, pero el “protocolo” decía dos (2) unidades y no lo toleraste. Te descompensaste y el 25 de agosto debiste volver a terapia. Te tenían sobresedada; el 5 de setiembre te vimos disociada.

Pero nuevamente tu fuerza pudo más y a última hora del 6 de setiembre volviste a tu habitación. La mejora era notable, te sacaron el suero y la sonda vesical y te pintaron la lengua de azul para la “decanulación”. El 12 de setiembre te retiraron la traqueostomía, lloré de alegría y el 13 te di tu primer bocado en dos meses: un flan descolorido y desabrido. Estabas tan recuperada que hasta Claudio se animó a ir a verte.

Por la sonda te daban de comer y medicaban con: Omeprazol, Dexametazona, Ketorolac, Levotiroxina, Furosemida, Hierro, Heparina y Potasio. Pedí (infructuosamente) al director que redujeran la carga farmacológica, bajando o eliminando Dexametasona y Ketorolac porque respirabas bien y no tenias dolor. Me trataron de ignorante, otra vez impusieron el “protocolo”. Resolví acelerar la internación domiciliaria: preparé tu habitación para que completes la recuperación o te vayas con Dios en tu casa (te lo debía).

Apareció la habitual tos pos decanulación, que era persistente, seca y molesta, por eso iniciaron el “protocolo” de nebulizaciones. Me quedé tranquilo porque pensé que eran con solución fisiológica, pero me dijeron que “las nebulizaciones se hacen con Salbutamol, Ipratropio y Budesonide”. Mientras yo pedía que te redujeran la medicación, te hacían una “nebu” tras otra, vi hacerte cinco nebulizaciones seguidas en dos horas; es “para aflojar el moco duro” me decían. Las consecuencias no tardaron: temblor, taquicardia, agitación y palpitaciones. Las enfermeras volvieron a canalizarte en medio de tus quejas e insoportable dolor (hasta me gritaste “tengo miedo”). El15 te volvieron a terapia intensiva con insuficiencia cardíaca.

El 18 de setiembre a las siete y media de la tarde hiciste tu segundo paro cardíaco y te fuiste al cielo. Que dolor insoportable! Fue demasiado “protocolo” y poco ojo clínico: resististe la traqueostomía, el neumotorax y la transfusión excesiva, pero tanto corticoide fue insoportable. Tal vez tu destino estaba sellado, pero creo que con más empatía y menos tecnicismo estarías con nosotros, igual que las otras tantas víctimas del miedo y de profesionales bien intencionados pero inseguros, que creen más en un papel escrito por burócratas que en su propio criterio. Ojalá que tu desaparición los haga reflexionar: necesitamos médicos, no técnicos.

Chau mami. Por siempre Marce.

 

* Marcelo Peretta. Doctor en Farmacia y Bioquímica | Sanitarista.