La prevalencia de diabetes en la población adulta de Argentina es de un 12,7%, determinando un incremento con respecto a las evaluaciones previas. Nuestro país no es ajeno a esta epidemia mundial, así lo reflejan los resultados de la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (Min. Salud, 2019).
La diabetes se define como un grupo de enfermedades metabólicas caracterizadas por la presencia de hiperglucemia (glucosa elevada en sangre) que al no ser tratada adecuadamente puede presentar complicaciones agudas y crónicas. Esta compleja patología, con sus diferentes tipos, afecta a individuos de ambos sexos a lo largo de todo el ciclo vital, y requiere de un abordaje multidisciplinario para su correcto control y seguimiento.
Desde su inicio, la pandemia actual por SARS-CoV2 ha representado para los pacientes con diagnóstico de diabetes, sus familiares y todo el personal sanitario dedicado a su atención, un verdadero desafío.
Entre el 20 y el 50% de los pacientes con coronavirus presentan diagnóstico previo de diabetes (dependiendo de la región). Los mismos evidencian un mayor riesgo de complicaciones graves, incluido el síndrome de dificultad respiratoria del adulto e insuficiencia multiorgánica, informado dos a cuatro veces superior al de la población sin esta patología.
Además, el tener diagnóstico de diabetes incrementa no solo la morbilidad, sino también la mortalidad, tanto en los pacientes con diabetes tipo 1 y 2; siendo factores asociados la edad, el mal control metabólico, la obesidad, la presencia de complicaciones renales y la coexistencia con patología cardiovascular.
La prevalencia de diabetes en la población adulta de Argentina es de un 12,7%, determinando un incremento con respecto a las evaluaciones previas
En estudios realizados en pacientes internados por Covid-19, la hiperglucemia es un factor de riesgo independiente de muy mal pronóstico, inclusive en personas sin diagnóstico de diabetes previa a la admisión, la cual se presenta como efecto secundario de la patología o de su tratamiento. Y, por otro lado, la evidencia reciente sugiere que el virus podría ser causa de nuevos casos de diabetes.
Desde el equipo de salud el primer objetivo fue establecer puentes de comunicación en forma remota; logrando una activa interacción con los pacientes para sugerir medidas de prevención y proporcionar pautas de alarma, al igual que mantener continuidad en la provisión de medicamentos para sus tratamientos, aspecto vital en los insulinodependientes.
Asimismo, trabajar para mantener un correcto control metabólico de la diabetes y del resto de las patologías, reforzando los hábitos de vida saludable, plan alimentario y ejercicio físico, diseñando material de educación adaptado a la cuarentena.
De esta forma, surgió la implementación de la telemedicina como una herramienta útil y segura, así como la importancia de los sistemas de automonitoreo y plataformas de procesamiento de datos que permiten compartir la información registrada por el paciente, con quienes debemos modificar, de ser necesario, conductas terapéuticas.
Múltiples interrogantes requieren de la progresión de estudios para terminar de aclarar la relación entre la diabetes y la infección por SARS-CoV2. El vigente término de sindemia (cuando dos o más enfermedades interactúan de forma tal que causan un daño mayor que la mera suma de ellas) nos permite tomar conciencia de las pandemias establecidas previamente, como la diabetes, y de la importancia de la inversión en investigación, educación, desarrollo de herramientas de diagnóstico, tratamiento y medidas de prevención particularmente de la diabetes tipo 2.
También es importante la formación de profesionales especializados que integren equipos multidisciplinarios. En este sentido, la Sociedad Argentina de Diabetes y las universidades de nuestro país son referentes en la región.
*Co-directora de la Maestría en Diabetes Mellitus de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral y jefa del servicio Diabetología del Hospital Universitario Austral.