OPINIóN
Columna de la USAL

A 50 años de la primera Cumbre de la Tierra de Estocolmo: racionalidades planetarias por desandar

Dicha cumbre fue el exponente de la preocupación que ya en 1972 se hacía evidente y reclamaba acciones urgentes para detener la creciente degradación ambiental.

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La fecha fue sancionada oficialmente el 15 de diciembre de 1977 | Agencia

Este año se celebran 50 años de la primera Cumbre de la Tierra de Estocolmo. Dicha cumbre fue el exponente de la preocupación que ya en 1972 se hacía evidente y reclamaba acciones urgentes para detener la creciente degradación ambiental. A lo largo de este tiempo ha quedado en evidencia la crisis de la racionalidad que ha gobernado hasta la fecha. 

¿Cómo hacer frente a la crisis climática? ¿Cómo pretender otros resultados si se siguen aplicando las mismas prácticas? Se impone el análisis de la crisis actual, re-pensar y cuestionar el manejo de los recursos naturales, la economía y las formas de producción entre otros aspectos relevantes. En definitiva, se trata de imponer un cambio de paradigma para garantizar la supervivencia.

Transcurrida el primer cuarto del siglo XXI, la sociedad advierte que el cambio climático llegó para quedarse. La tierra envía señales constantemente como para que tomemos nota de este fenómeno: inundaciones, sequías, temperaturas extremas, pérdida de biodiversidad, incendios forestales. Incluso se ha planteado la relación existente entre el cambio climático y las pandemias que azotan a la humanidad.

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A inicios de la pandemia covid-19, asistimos a una algarabía exagerada ante lo que se veía como una mejora considerable en la situación ambiental del planeta. Ilusión transitoria que se vio desvanecida con el paulatino retorno a la circulación hacia la normalidad.

Los distintos eventos que conforman la complejidad del cambio climático van ganando mayores espacios en los medios de comunicación y las redes sociales. La comunicación de riesgo actualmente cobra una vital importancia, analiza las crisis sociales y ambientales de carácter global originados por la explotación irresponsable de recursos naturales y de la industrialización como principal actividad contaminante. A la vez que promueve la adaptabilidad a los eventos climáticos extremos que sufre el planeta, proponiendo alternativas posibles que prevengan afectaciones directas a los habitantes de las zonas que se encuentran en mayor estado de vulnerabilidad social y ecológica.

También es un tema presente dentro de las series que componen la oferta de las distintas plataformas de streaming. En la última temporada de la prestigiosa serie danesa “Borgen”, dedicada en su totalidad a la protección de los hielos del Ártico, sin dejar de lado la trama política del poder. Asimismo, quienes siguen la serie “New Ámsterdam”, habrán observado un capítulo en el que el director médico del hospital, Max Goodwin, pretende modificar los hábitos y comportamientos dentro de la institución para reducir la huella ecológica, disminuir la cantidad de residuos y hasta imponer una dieta vegana.

 

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Por otro lado, se advierte un emergente esperanzador: las nuevas generaciones están comprendiendo la gravedad de la crisis climática y ambiental, ¿a qué se debe que los adolescentes y jóvenes se manifiesten tan decididamente? Ello se percibe a través de manifestaciones multitudinarias, la aparición de jóvenes figuras mundiales que encabezan estos movimientos globales, cambios en los hábitos alimentarios y de estilo de vida más solidarios con el planeta.

Más allá de los rótulos que se suelen adjudicar a estos jóvenes ya sea que se los vea como “vestidos de verde” o como protagonistas de una moda pasajera, propia de rebeldías de juventud, se podría afirmar que estamos ante un cambio radical. Ellos nos reclaman por la gravedad de la situación que sus padres y abuelos no pudieron o no supieron enfrentar.

Lucha contra cambio climático

De todos modos la crisis ambiental nos está interpelando a los mayores. Nos obliga a actuar y a convertirnos en la vanguardia de las nuevas generaciones si realmente aspiramos a un desarrollo sustentable. El llamado de atención de los jóvenes preocupados por el clima y la calidad ambiental nos lleva a recapacitar sobre nuestra relación con la naturaleza, convoca a los gobiernos a la toma de decisiones en ese sentido y nos obliga a dejar de lado la quietud para pasar a la acción.

 

* María Rosa Batalla, docente de la Carrera de Ciencias Ambientales, Universidad del Salvador.