OPINIóN
entrevista a carolina amoroso

“Necesitamos escuchar las historias de la diáspora venezolana como hermanos”

La periodista recopila, en su libro “Llorarás”, los más diversos dramas de quienes debieron escapar de Venezuela y recorrieron un largo camino a la Argentina. Anécdotas y realidades de hombres y mujeres de todas las edades frente a una crisis con huellas a lo largo de Sudamérica.

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Expatriada. En el prólogo de su obra, la conductora de TN Internacional comparte su experiencia como una migrante más en la Venezuela que descubría al chavismo, a fines de los 90. | rodrigo herrera

A Llorarás. Historias del éxodo venezolano (Catapulta Editores) no lo presentaron en sociedad: lo bautizaron, como dicta la costumbre con los libros en Venezuela. Porque con su nacimiento busca no solo reunir algunas de las evocaciones más dramáticas de la mayor diáspora sudamericana  sino reflejar también la resiliencia de un pueblo naturalmente optimista y protagonista de uno de los mayores dramas humanitarios de nuestros tiempos. Y todo en el marco de una crisis sin fin que recrudece cada vez que el tiempo y la distancia parecen disiparla de la memoria colectiva.  

Su autora, la periodista Carolina Amoroso, vivió su temprana adolescencia en esa Venezuela que los desplazados evocan. Para ella misma es un retorno permanente con imágenes y sensaciones que conectan con las palabras de sus entrevistados.  

—¿Es posible dejar de ser extranjero en otra sociedad?

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—El destierro, que tiene una parte traumática, se convierte en una herida fundamental, en el sentido que también te constituye. Y así como somos nuestros amores, también somos nuestros dolores y ese es uno fundamental. Te diría que no creo que sea posible que no quede una cicatriz aunque sí es posible construir una vida muy feliz. Lo veo en ellos, en su esfuerzo por mantener vivas sus costumbres, aferrándose a esa identidad para aliviar esa herida.

—En el libro hay historias de jóvenes pero también jubilados que arribaron a la Argentina. Es un drama que va más allá de una generación...

—La crisis venezolana es transgeneracional y el trauma adquiere distintas formas. Basta fijarse lo desolador que es la realidad de gente que trabajó toda su vida y, de repente, se ve empobrecida cuando ya no puede producir y en un país extraño, con problemas de salud. He visto adultos mayores trabajando como deliveries. Pero, a la vez, el nivel de organización y solidaridad entre ellos es muy conmovedor.

—¿Persiste esa sensación de desconfianza por el cambio de gobierno en 2019 a la que aluden muchos de ellos?

—Algunos de los protagonistas de “Llorarás” se fueron del país aunque, en muchos casos, tuvo que ver más con la situación económica. Al estar sus familias reducidas al nivel de subsistencia en Venezuela, vienen con la mochila de saber que de ellos dependen buena parte del sustento en casa. Algunos hacen las cuentas y perciben que se vuelve muy difícil de sostener en la Argentina por la fragilidad de la perspectiva económica. En otros, uno aún escucha la desconfianza que genera la falta de una posición clara con respecto al régimen venezolano.

—Una de sus memorias en Venezuela son las cadenas de Hugo Chávez, ¿cómo lo vivía entonces?

—Recuerdo dos Chávez. En la campaña presidencial, era un hombre de traje, dando muchas entrevistas, sin boina o uniforme y hablando mucho de la Constitución. Y en muy poco tiempo, luego de ser electo, empezamos a ver esa transformación con todas sus estridencias. De repente te interrumpía una novela y Chávez se metía en tu casa, era rarísimo, casi como si lo otro hubiera sido una puesta en escena para ganarse algún escéptico.

—¿Es necesario haber vivido Venezuela para conocerla en profundidad?

—Necesitamos escuchar las historias de la diáspora venezolana como pueblo hermano, para entender algunos procesos históricos de nuestra América latina. Ellos necesitan ser escuchados. Y tienen mucho para enseñarnos. Porque a ellos los mueve una gran esperanza, una obligación moral, y eso es una gran lección de su parte. Después también hay muchos prejuicios con la diáspora, respecto a cuáles son sus ideas. En muchos casos no es que no tengan una visión socialdemócrata, solo sienten que los estafaron.

—No van tanto contra la idea política sino contra el uso que hicieron de ella...

—Exactamente. Por eso es tan importante escucharlos. Eso quedará en cada uno. Solo espero que, con este libro, los venezolanos se sientan reflejados y respetados en su dolor y, sobre todas las cosas, que sientan mucho orgullo de su venezolanidad, repleta de valores muy importantes que a mí también me constituyeron y admiro. Si esto sirve como un pequeño homenaje a ellos, me doy por hecha.