OPINIóN
PUEBLO Y REPUBLICA

Populismos al acecho

Debemos estar atentos para evitar el riesgo de que las mayorías ocasionales impongan a los demás la manera de pensar, de transitar, de trabajar y de vivir de acuerdo al deseo de “su” pueblo. Varias expresiones del Presidente Alberto Fernández van en ese sentido.

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Populismos. | cedoc

En su libro sobre el populismo, el profesor de Historia de la Universidad de Bolonia Loris Zanatta se refiere a este como un término variable, una especie de río cárstico que aparece y desaparece del léxico político y del imaginario colectivo. 

No obstante, y a la luz de los comportamientos políticos que afloran a diario en nuestro país, diríamos que el populismo goza de buena salud.

Pueblo y democracia. De todas las ideas que conforman el llamado “núcleo duro” del populismo, solo analizaremos brevemente la idea de “pueblo” y la idea de “democracia” contenidas en él. ¿Hay un populismo de derecha y de izquierda? Los hay, y en sus versiones extremas los ejemplos más ruidosos fueron los de Mussolini y Stalin o Hitler y Mao. Según se mire, las diferencias suelen ser importantes, pero no disimulan acuerdos centrales en temas como el ejercicio autoritario del poder, la sacralidad del concepto “pueblo”, y su rechazo a la cultura liberal y republicana. 

Los estudiosos del populismo sostienen que este no admite representación sino una relación directa con el pueblo, como única fuente de la soberanía política. Por esta razón, es común que el populismo en su versión personificada invente “su” pueblo, que además es siempre “virtuoso”. Repasemos. 

En Venezuela, Hugo Chávez decía “yo soy un pueblo” y el pueblo chavista es “digno”. Y su sucesor, Nicolás Maduro, prosiguió: “Como locos andan los gobiernos satélites del imperialismo norteamericano gritando y amenazando, yo le digo al pueblo: ‘Allá ellos’, nosotros seguimos acá con nuestro espíritu revolucionario” y de esa forma lograr “el sueño de la felicidad social”. 

En Ecuador, Rafael Correa en plena campaña proselitista dijo: “Tengan la seguridad de que mi tesoro no es el poder, sino el servicio, servir a mi pueblo, sobre todo a los más pobres, servir a mi Patria” y el pueblo ecuatoriano es “justo equitativo y solidario”. 

Preocupan varias expresiones del Presidente, que parecen ir contra nuestra constitución basada en dos ideas fundamentales: la libertad y la igualdad

En Argentina, Cristina Fernández de Kirchner durante su presidencia peticionaba “a todos los argentinos que me ayuden a seguir gobernando la patria, no por mí sino por el pueblo” y el pueblo kirchnerista es “heroico e idealista”.

En los Estados Unidos, Donald Trump dijo que los medios de comunicación no son sus enemigos sino “enemigos del pueblo estadounidense” y este pueblo es “antielites”. 

En Brasil, Jair Bolsonaro entre sus frases más polémicas llegó a decir: “Estoy a favor de la tortura. Y el pueblo está a favor también”, y quiero que ese pueblo “se arme como garantía contra la dictadura”.

Queda claro que el “pueblo” de los populistas está concebido como un cuerpo homogéneo, indiviso, despojado de disensos y que, además, es virtuoso. 

Cuarentena. Ahora analicemos algunas expresiones políticas de cabotaje. 

Desde que se decretó la cuarentena y cada quince días en conferencia de prensa, el presidente argentino se dirige al pueblo argentino de manera directa, sin intermediación alguna. Preguntas que ayudan a pensar: ¿dónde están los otros poderes republicanos que nos representan? Recordemos que la Cámara de Diputados de la Nación representa directamente a todo el pueblo argentino. La Cámara de Senadores de la Nación representa a todas las provincias argentinas y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Y la Corte Suprema de Justicia representa a todo el Poder Judicial de la Nación. 

Todo profesor de Derecho no puede olvidar tan fácilmente aquello que la Constitución señala en su artículo 22: “El pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución”. Como ciudadano, me hubiese gustado ver y escuchar a los representantes de los tres poderes republicanos sentado juntos alrededor de una mesa y de cara a la sociedad, explicando las estrategias políticas, económicas y sociales más convenientes para el país a la hora de enfrentar este virus.

Loris Zanatta. El politólogo italiano disecciona con lucidez el populismo.
Loris Zanatta. El politólogo italiano disecciona con lucidez el populismo.

Vicentin. Dijimos que el populismo utiliza un lenguaje virtuoso para referirse a “su” pueblo. A lo largo de los años hemos escuchado reiteradamente que el pueblo peronista es “feliz y bueno”. Fiel a su pertenencia política, el presidente Fernández invocó nuevamente la felicidad al decirnos que “pensó que íbamos a salir a festejar la expropiación”. Con todo respeto pregunto: ¿en qué o en quiénes pensó?, ¿en el festejo de “su” pueblo?, ¿en el de los acreedores o deudores de Vicentin?, ¿en el del juez de la causa? 

Como bien sostiene Zanatta, la idea de democracia que sostiene el populismo “es aquella en la cual el pueblo, su pueblo, el único que posee la virtud, recupera la soberanía usurpada por las elites políticas o sociales sustraídas a su control y transformadas por eso en una oligarquía”. 

Hagamos un ejercicio comparativo entre lo que el populismo pregona y las expresiones de nuestro actual presidente.

El populismo sostiene que sus adversarios son aquellos que han usurpado alguna especie de soberanía al “pueblo”. El populista analiza el mundo en términos blanco-negro, ellos representan el Bien en presencia de los que representan el Mal.

Declaraciones del Presidente lo confirman:

◆ “La expropiación de Vicentin es un paso hacia la soberanía alimentaria”. 

En el ideal del pueblo populista, quienes niegan a su comunidad son enemigos conspiradores.

◆ “Vine aquí a terminar con los odiadores seriales”, en alusión a la movilización en todo el país del 9 de Julio pasado.

◆ “Gordito lechoso”, para referirse al periodista Jonatan Viale.

◆ “Piñas”, es decir, trompadas, en su tuit para el periodista Diego Leuco. 

◆ “Te lo digo porque te quiero mucho, se te va a volver en contra lo que estás diciendo”, para intimidar a la periodista Viviana Canosa.

◆ “Algunos miserables olvidan a quienes trabajan para ellos y en la crisis los despiden”. “Bueno, muchachos: les tocó la hora de ganar menos”, expresiones utilizadas contra los empresarios argentinos.

No olvidar. Ante estas expresiones, resulta imperioso no olvidar, sobre todo un profesor de Derecho, que provenimos del pensamiento científico, filosófico, político y cultural de los siglos XVII y XVIII, conocido como la Ilustración, basado en el individuo, en la razón y en la heterogeneidad de las sociedades a las que el populismo les opone el mito y la “emocionalidad” romántica.   

Tampoco olvidar que nuestra Constitución Nacional es de corte liberal, basada en dos ideas fundamentales: la libertad y la igualdad.

Y no olvidar que, luego de las fatídicas dictaduras, nuestro compromiso con la democracia fue justamente para que las mayorías ocasionales no pongan en riesgo esos valores e impongan a los demás la manera de pensar, de transitar, de trabajar y de vivir de acuerdo al deseo de “su” pueblo.

Los acuerdos y desacuerdos, los consensos y disensos son propios de las sociedades plurales, heterogéneas, multiculturales y diversas que hacen a la esencia de toda democracia constitucional.

En todo caso, ese fue el renovado acuerdo que todo el pueblo argentino asumió hace treinta y siete años; no obstante, sería un error subestimar a su conocido adversario, que siempre está al acecho.

*Profesor de Derecho. Universidad Nacional del Litoral.