¿Sigues a un líder musical o religioso, o prefieres político? Puedes optar por seguir a los influencers de los medios, que es exactamente lo mismo. Si tu respuesta es sí, según las estadísticas perteneces al 95% de la población y dejas el 5% a quienes son considerados líderes, aunque otros estudios les dan un 16% a los líderes mundiales.
Líder es la persona que encabeza y dirige un grupo o movimiento social, político, religioso, etc. Pero también, “grupo” puede ser el familiar, escolar, laboral etc.
Los analistas sociales dicen que los mejores líderes deberían tratar a todos por igual.
Pero tenemos diferentes capacidades y habilidades que nos hacen únicos. Lo mismo ocurre con un buen docente, pues encontrará alumnos que necesitan más enseñanza que otros, contención o apoyo emocional, diferentes formas de orientarlos y corregir errores.
Aristóteles dijo que tratar a todos por igual es la mayor injusticia que podemos cometer, porque no hay una persona igual a otra. Entre personalidades diplomáticas, conflictivas, sensibles, colaborativas, individualistas y muchas más, los líderes deben aprender que la igualdad nunca es justa y deben elegir el camino correcto de la equidad.
No deberíamos seguir a un líder por creer que está en consonancia con nuestra moralidad. Sería mejor primero consultar con nuestra conciencia para poder interpretar las acciones de los considerados líderes. La mayoría de ellos han cometido grandes errores y han llevado a sus seguidores al fracaso. Tenemos miles de ejemplos en el área política. Si nos referimos a líderes de la música, encontraremos fracasos de vida con ejemplos lamentables de drogadicción y dependencias. Desafortunadamente, en el aspecto deportivo algunos de ellos han caído. En el plano religioso, han quedaron en el camino seguidores decepcionados, otros fueron abusados psicológica, sexual y económicamente y, en casos extremos, encontraron la muerte a través del suicidio colectivo o individual.
A pesar de los grandes fracasos de los líderes, muchos de ellos tienen seguidores. Y estos no juzgan, no piensan, se apegan a un líder, a un jefe, a un cabecilla, caudillo, y siguen tras ellos, como una oveja sigue a un pastor. Más aún, si hubiesen fallecido, tienen seguidores inspirados en las corrientes dañinas que aún quedan en la historia. Creadores de grietas sociales que, aunque no tengan mayorías, son seguidos sin interpretaciones de una realidad caótica.
Se ha demostrado que los animales que supuestamente siguen un alfa muchas veces no lo hacen, sobre todo en situaciones de supervivencia, sino que buscan la comida o el agua separándose de la manada. El seguimiento a un líder muchas veces es por empatía y otras por ancestrales sentimientos de ser parte de un grupo, integrando un sector como parte de una tribu.
El ADN humano es casi idéntico al animal. Pero eso no significa que tengamos que seguir a un líder en forma ciega y sorda, como ovejas. Seguir líderes, sean quienes sean, no significa que no veamos los daños que estos puedan causar.
Seguir a nuestra conciencia puede resultar más provechoso que seguir a un amigo popular, o a líderes de los medios.
No es igualdad lo que deben ejercer los líderes sino equidad.
En realidad, líderes encontramos a cada paso; pocos, en la historia han sido excelentes ejemplos, modelos de enseñanza, profesores, maestros de opinión, políticos, periodistas, músicos, artistas, compañeros de oficina, jefes, filósofos, religiosos y muchos más. Somos imitadores, tanto de malas como de buenas acciones. Son pocos los creadores e inspiradores sociales. Lo más importantes es que nosotros debemos intentar tener una actitud inspiracional de la que las personas o la sociedad puedan beneficiarse.
Al fin y al cabo, somos seguidores y líderes al mismo tiempo, y cada pequeño acto que realizamos puede traer un gran cambio.
*Escritora uruguaya.
Producción: Silvina Márquez.