OPINIóN
Recreación

Un juego de mesa sin ganadores que ayuda a conocer al otro participante

A partir de una enfermedad en la familia Padilla surgió Momentos Ganados, que consta de preguntas que permiten a quienes juegan relacionarse entre sí y conocerse más en profundidad.

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Divertirse. Son momentos sin horarios donde cada miembro se dispone a reirse o emocionarse con la respuesta o recuerdo del otro. | gza. momentos ganados

A simple vista puede parecer un juego de mesa común y corriente: tablero; cartas con preguntas; dado; fichas. Esto es, sin embargo, pura apariencia, ya que Momentos Ganados tiene dos particularidades que lo diferencian de cualquier otro juego. La primera es que no hay ganadores ni perdedores, ya que el objetivo no es competir, como en el resto de los juegos de mesa. La segunda es que la partida termina cuando los participantes lo deciden (estos pueden establecer un límite de tiempo, o simplemente dejarse llevar por las conversaciones que surgen a partir del juego y dejarlo de lado cuando les parezca). 

Momentos Ganados es un entretenimiento pensado y diseñado con un propósito muy simple: lograr que las personas se conozcan más entre sí. Esto lo logra (o lo intenta lograr) a través de una serie de preguntas y desafíos escritos en tarjetas que los participantes deben leer. Estas van desde un tono más superficial, como: “¿Cuál es tu banda favorita?”, hasta tarjetas que tocan cuestiones más profundas y que requieren un mayor grado de reflexión por parte del preguntado. También hay otras que buscan que uno se abra ante el resto del grupo al tocar una fibra emocional, como la tarjeta que propone contar “algo que te dijeron de chico/a y se te quedó grabado”.

Historia. El juego, cuya primera edición salió a la venta en 2021, comenzó a gestarse años atrás en la mente de Lucas Padilla (44), un profesor de filosofía oriundo de la localidad de San Fernando, y su creación oculta una emotiva historia. 

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Hace 58 años, los padres de Lucas, Roberto y María Luisa, tuvieron a su primer hijo, también llamado Roberto. Después nacieron diez más. Entre Roberto Jr. y Angie (38), la más chica de los Padilla, hay una brecha de edad de 20 años. Es Mariano, sexto de los hermanos en orden de nacimiento, deportista, hincha de River y de los Rolling Stones y conocido por todos como Nano, quien fue la máxima inspiración para el desarrollo del juego.

Corría el año 2015 cuando al resto de los Padilla les llegó un mail de parte de Nano que cambiaría sus vidas para siempre.

Angie, que en aquel entonces tenía 31 años, recuerda el momento en que abrió el correo que envió su hermano: “Para avisarnos nos mandó un mail. Eligió eso porque somos muchos como para lograr juntarnos a todos a la vez. El mensaje tenía términos médicos que yo no entendía, así que googleé qué significaban, y ahí fue que me cayó la ficha. Fue muy duro”. Nano había sido diagnosticado con cáncer de colon. Murió a causa de la enfermedad cuatro años después, el 26 de agosto de 2019.

Solo a raíz de la muerte de Nano es que la familia tomó dimensión de a cuánta gente él impactó en vida. Eso se dejó ver cuando organizaron en su memoria la Copa Nano, un torneo de fútbol que comenzó como una idea de encuentro entre los amigos más cercanos y la familia, pero creció hasta convertirse en un evento del que formaron parte más de cuatrocientas personas, con ocho equipos y conciertos en vivo. Este año se celebra la segunda edición en el mes de noviembre, conmemorando los 50 años desde su nacimiento.

“Nano decía que buscaba el ‘para qué’ y no el ‘por qué’. Él supo cambiar el chip y devolver un poco de todo lo que le estaba pasando. “Trató siempre de poner lo mejor de sí y darle la vuelta”, explica Angie, que también cuenta cómo la enfermedad de Nano hizo que los hermanos Padilla sean más unidos que antes. Fue en ese momento que se dieron cuenta de lo poco que se conocían entre ellos. “Siempre fuimos una familia que hablaba y discutía mucho todo el tiempo, pero generalmente acerca de cosas frívolas. Política. Religión. Cuando Nano se enfermó nos volvimos mucho más unidos, y ahí fue que reconocimos que en algunos casos solo conocíamos superficialmente a nuestros propios hermanos”. 

Lucas comenzó con el primer boceto de lo que luego se convertiría en Momentos Ganados tiempo antes de la muerte de Nano. “Dando clases en el colegio me pasaba que veía cómo a veces se generaban climas de charla increíbles, en los que un chico de 16 años hablaba y otros veinte lo escuchaban atento. Para mí era magia. Compartían cosas desde el corazón y, cuando terminaban, siempre sentía la necesidad de poder hacer algo así con mis hermanos”, explica Lucas mientras pone sobre la mesa la nueva edición de Momentos Ganados con la intención de comenzar una partida. “Las preguntas las escribí una noche que fui a acompañar a Nano al hospital, ese día tuve ganas de concretar la idea”, añade. 

La primera versión del juego se hizo con cartulinas y marcadores con el fin de ser jugado entre los Padilla. Según Angie: “Momentos Ganados fue la excusa perfecta para conocernos”. Con el tiempo, el juego perfeccionaría su forma, hasta que a un amigo de Lucas, en una de las tantas partidas de Momentos Ganados que jugaban, se le ocurrió la idea de comercializarlo para llevarlo al público en general. 

Un poco de Momentos. El juego está repleto de simbología referida a la familia, y es particularmente pensado por Lucas como un homenaje a Nano. El profesor de filosofía explica: “Hay once fichas para jugar, una por cada hermano, así como hay muchos detalles de Nano en el juego, detalles que la mayoría de la gente no sabe. Solo por nombrar un ejemplo, las tarjetas en la categoría Calentando Motores tienen un diseño basado en una remera que usaba mucho Nano. Para nosotros es muy significativo que esté él en los detalles.”

Al abrir la tapa de la caja se lee: “¡Vamos a jugar! Para ayudar a generar un clima de atención, recomendamos vivamente que ´estacionen´ los celulares acá”. En el reglamento está establecido que deben respetarse los silencios, con el fin de crear un clima de escucha atenta. Esta es una de las “reglas de oro”. “Las respuestas son libres, porque lo que cada uno lleva en el corazón es indiscutible”, remarca Angie, que hoy en día es la encargada de la logística y la parte comercial de Momentos Ganados.

Los casilleros del tablero están ordenados en la forma de un gran símbolo de infinito. Hay siete categorías: Calentando motores, Sabiduría popular, De película, ¿Lo pasado, pisado?, Música para mis oídos, Ramos generales y En la vida hay que elegir. Todas las categorías cuentan con cartas en blanco, para que los participantes puedan escribir nuevas preguntas.

El juego comienza cuando cada uno de los participantes tira el dado. El número más alto es el que empieza. Antes de poner cada jugador su ficha en el tablero, todos responden una pregunta de la categoría Calentando motores, sencillas y fáciles de contestar, con preguntas como “¿Cuál es tu comida preferida?” y “¿Cuál es tu banda favorita?”. El tablero no tiene ni una dirección en particular hacia la que moverse ni una meta a la cual llegar. Como explica Angie: “Cada uno pone la ficha donde quiera. Esto representa el hecho de que cada uno está en una situación existencial distinta, entonces no todos estamos en el mismo lugar y, como en la vida, tampoco hay un objetivo de llegar competitivamente a algún lado”.

Después de Calentando Motores, categoría pensada para romper el hielo, los participantes tiran el dado y avanzan en cualquiera de los dos sentidos. Luego levantan la tarjeta de la categoría que les haya tocado, como por ejemplo ¿Lo pasado, pisado?, en la cual hay preguntas relacionadas a eventos pasados que dejaron una huella en uno. Los jugadores leen la pregunta en voz alta antes de responder. “La excusa del juego te genera la dinámica de la charla”, explica Angie, mientras tira el dado para sacar una tarjeta de la categoría Sabiduría popular.

“No hay mal que por bien no venga”, dice la carta que sostiene en su mano la más chica de los once. La consigna expresa: “Una situación mala que haya dado buenos frutos”.

Angie piensa por unos segundos en silencio, hasta que contesta con la voz tenue y dulce que la caracteriza: “La enfermedad de Nano. Aunque fue un golpe tremendo para todos el recibir aquella noticia, dio buenos frutos. Nos acercó mucho más como familia, hizo que nos animemos a hablar de las cosas que verdaderamente importan. A raíz de lo que en principio fue una tragedia surgió algo hermoso. Estar juntos. Acompañarnos. Esto de que cada momento puede ser un momento ganado”.

La primera edición del juego fue puesta a la venta a mediados del año 2021 y sus mil ejemplares se agotaron en los primeros tres meses. A comienzos de marzo salió la segunda edición de Momentos Ganados.