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Unicornios y PyMEs es el camino

El momento actual del país y de la provincia nos invita a reflexionar sobre cómo crear trabajo, en el marco de un modelo productivo y de desarrollo inclusivo basado en la innovación y en la creación de valor.

Diego Valenzuela 20210226
Diego Valenzuela | CEDOC

El momento actual del país y de la provincia nos invita a reflexionar sobre cómo crear trabajo, en el marco de un modelo productivo y de desarrollo inclusivo basado en la innovación y en la creación de valor. Alberdi sostuvo para el siglo XIX el famoso “gobernar es poblar” y hoy, que nos interpelan niveles tan altos de pobreza, la idea movilizadora debería ser “gobernar es crear trabajo”.

En ese sentido, a veces se plantean modelos o aspiraciones que parecen alternativos o contradictorios, y en mi opinión, no lo son. Hay una idea de desarrollo “moderno” vinculado a la innovación y a lo digital que parece no ser compatible con el trabajo industrial y de las pequeñas empresas. El primer paradigma parece situado en la Ciudad de Buenos Aires, y es aspiracional para muchos jóvenes: se resume en lo que proyecta Mercado Libre y muchos de los unicornios argentinos o empresas de tecnología. El segundo parece hacer pie en el Conurbano y se visualiza como antiguo y poco eficiente, sin futuro, casi como un freno a que el paradigma anterior pueda prosperar.

Desde ya pienso que no es así: que nuestra salida es Unicornios+PyMEs. Paso a comentar las razones que me mueven a este planteo, empezando por la pertenencia y alta valoración que tengo del territorio del Gran Buenos Aires como espacio dinámico en lo productivo y socio-laboral. 

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Hace poco leíamos que un nuevo unicornio argentino acababa de ser vendido a una empresa internacional por varios miles de millones de dólares. No hay dudas de que se trata de un hecho positivo que empresas nacionales logren alcanzar altos valores de mercado y acrecienten su potencial de desarrollo transformándose en multinacionales.

 

Una argentina crea un reality de negocios en busca del próximo "unicornio"

No es casual: existe en la Argentina un número importante de empresas vinculadas a lo que se conoce como la economía del conocimiento. Estas firmas tienen un gran dinamismo y un enorme potencial para generar dos cosas que necesitamos en el país: empleo y divisas. Se trata de empresas desarrolladoras de software, videojuegos, informática, de big data, audiovisuales, I+D, tanto para el mercado interno como externo. Por sus características, estas compañías demandan recursos humanos calificados con sueldos que usualmente están por encima de la media de la economía. 

Las plataformas tecnológicas emplean 215 mil personas y se espera que el sector genere otros 200 mil puestos en los próximos años. Si consideramos a todas las empresas que prestan servicios basados en el conocimiento, este número supera los 700 mil. Además, los salarios en estas actividades están entre un 35% y un 55% por encima del promedio y la dinámica del empleo ha sido superior a la de otros sectores como la industria o la construcción en años recientes. 

Los unicornios argentinos y las empresas tecnológicas muestran que la Argentina tiene condiciones para convertirse en un referente de la economía del conocimiento a nivel mundial. Al talento de sus creadores, se suman la disponibilidad de recursos humanos calificados, universidades de calidad, la trayectoria previa de desarrollo del sector en el país, la cercanía cultural con los principales centros de consumo, el idioma, el huso horario, la revolución de las TICs, algunas políticas públicas de estímulo y ciertas condiciones cambiarias que por momentos facilitan la exportación. 

Las empresas tecnológicas son importantes por su capacidad para atraer inversiones, estimular la cultura innovadora, fortalecer el ecosistema emprendedor, generar externalidades, crear empleo y exportar. Tienen buena prensa y son un horizonte de deseo especialmente entre los jóvenes. 

En paralelo, quiero destacar la importancia y el rol de las pujantes PyMEs, muchas de las cuales son un milagro en un país como la Argentina. Dada la enorme presión fiscal que soportan, los vaivenes macroeconómicos y la litigiosidad laboral, es indudable que en su mayoría son muy dinámicas y competitivas. Sólo hay que imaginar cuanto podrían crecer si pudieran planificar con estabilidad macro, sin tantos juicios laborales, y con una menor carga de impuestos y tasas de todos los niveles de gobierno. 

Esas PyMEs que pueblan los barrios del Conurbano bonaerense y de muchísimas otras ciudades del país son menos glamorosas y parecen menos “modernas” que las tecnológicas, pero también se han desarrollado sobre la base del talento de sus creadores, de su perseverancia, resiliencia y capacidad de adaptarse a los contextos e innovar.

La gran mayoría de las empresas argentinas son PyME y generan 2 de cada 3 empleos privados. Su presencia en el territorio es intensa y conviven con esfuerzo en cada municipio con las áreas residenciales. En los barrios del Conurbano son protagonistas clave para configurar un paisaje urbano, empresarial e industrial donde todos los días se innova y crea valor. Estas PyMEs –aunque no parezca- son también uno de los principales motores de las innovaciones, incluso las del sector tecnológico. Sin ellas, probablemente Mercado Libre no tendría qué vender. 

En las PyMEs se respira la cultura del trabajo, del esfuerzo y el orgullo por “el hacer”, transmitido de generación en generación. En general son un legado de padres a hijos, quienes se toman muy en serio el desafío de profesionalizarse y capacitarse para no naufragar. En una Argentina tan inestable, son especialistas en atravesar grandes tormentas; muchas se han quedado en el camino, pero quienes sobrevivieron suelen tener una creatividad y perseverancia conmovedoras. 

Esta experiencia que he transitado como intendente por 5 años, con un equipo muy dedicado a acompañar a las PyMEs conducido por Daniela Ramos (Secretaria de Trabajo y Producción), nos muestra que las PyMEs y las tecnológicas se parecen bastante. Lejos de ser antagónicas, son complementarias. Ambas necesitan una macroeconomía ordenada y previsible para tomar decisiones de inversión y poder crecer; ambas son dependientes de la calidad de sus recursos humanos, del talento y el conocimiento que son capaces de crear. Su futuro depende, en gran medida, de su capacidad de innovar y adaptarse a escenarios cambiantes, tanto a nivel local como internacional. 

En momentos difíciles como el actual, con 54 % de pobreza en el Gran Buenos Aires, más que nunca es necesario sumar, no dividir. No es Ciudad vs. Conurbano, o empresas tecnológicas vs PyMEs industriales. Necesitamos recrear las condiciones y los incentivos para que nuestras PyMEs puedan invertir, desarrollarse, mejorar su competitividad, exportar y crear empleo. 

En un barrio, trabajar en una PyME dinámica es aspiracional. Necesitamos enfocarnos cada vez más en la formación laboral y en estimular los valores del progreso y la movilidad social basados en el trabajo y el esfuerzo. Ni más ni menos que los valores que empujan hacia adelante tanto a las PyMEs como a los unicornios.

(*) Intendente del Partido de Tres de Febrero