Todo juicio es un activo financiero. Existe un perfil de riesgo y un perfil de repago. El problema es que ambos son extremadamente complejos de definir. ¿No sería increíble poder predecir con precisión la duración y las probabilidades de éxito de un juicio?
Los juicios suelen ser procesos complejos, lentos y tediosos, especialmente en Argentina. Es por esto que, analizar un juicio en particular puede demandar mucho tiempo y sin siquiera permitir llegar a una predicción precisa. Pero algo ha cambiado en los últimos años; los sistemas judiciales ya no solo funcionan en papel, con tribunales presenciales, sino que son virtuales. Esto genera que toda la información dentro de un expediente esté cargada en las bases de datos digitales de los poderes judiciales. De esta manera se pueden parametrizar las demandas, y mediante algoritmos de machine learning basados en gran cantidad de datos se permite utilizar el pasado para predecir el futuro.
Los juicios que cambiaron nuestra historia
Como activo particular, una demanda es impredecible y riesgosa, pero como clase de activos, las demandas son altamente parametrizables y predecibles en su conjunto. Esta parametrización permite separar aquellas demandas con pocas posibilidades de éxito, del subconjunto de demandas que son lo suficientemente seguras para poder financiar. Así se podrían tratar esas demandas como cuentas por cobrar, y darle al demandante acceso a un financiamiento que de otra manera no tendría.
¿Cómo funciona?
La empresa demandante recibe capital a cambio de un porcentaje de la sentencia del juicio, pero a diferencia de financiamientos tradicionales, la compañía no incurre en una deuda. Es decir que, en caso de no cobrar el juicio, no tiene una deuda con el proveedor del capital.
Cuando una empresa demanda a otra, no pone en su balance tal juicio, por lo que en un futuro tal vez reciba un pago que no tiene previsto. Al acceder al financiamiento de litigios, obtiene un activo -el capital recibido-, sin obtener a su vez un pasivo -ya que, no es deuda y el activo que se descontará en el futuro no está en el balance-. Es por esto que, entre otros beneficios, en el financiamiento de litigios las empresas encuentran una gran alternativa para capitalizarse.
Innovación y tecnología, el empleo del futuro
A su vez, la tecnología muestra ahora la posibilidad de desarrollar este mercado como nunca antes, permitiendo a los proveedores de este capital encontrar más fácilmente a las empresas con las demandas más atractivas.
Como todo mercado naciente, las ineficiencias del mismo benefician a los primeros jugadores. Aquellos que inviertan en desarrollar estas herramientas tecnológicas hoy serán beneficiados por dominar un mercado valuado arriba de los 800 mil millones de dólares en Latinoamérica.
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Es una industria que está dando sus primeros pasos, pero en el futuro va a ser tan común como lo es hoy cualquier otra. Una demanda va a ser un activo más, y saber que se puede recibir financiamiento contra este colateral, ya no será una novedad.
* Yago Zavalia Gahan. Ingeniero mecánico por el Instituto Tecnológico de Buenos Aires y realizó un MBA en
Harvard Business School. Founder & Managing Partner de Qanlex.