Juan Irigoitia, un joven de 23 años que vendía paco en Palermo, pasó cuatro días secuestrado en la Casa del Pueblo, hasta que los jefes decidieron que había llegado la hora: fue ejecutado de dos tiros. Uno le pegó en el brazo, el otro en la cara. Su cuerpo quedó tendido junto a las vainas 9 mm en el pasillo de la manzana 102 de la Villa 31 bis.
Sucedió el 1º de marzo y fue el último crimen atribuido a la organización que lidera el peruano César Morán de la Cruz, “El Loco César”, desde prisión. Creen que Irigoitia fue ajusticiado luego de gastarse el dinero que debía entregar a la organización.
El homicidio llevó a los agentes de la División Homicidios y de Drogas Peligrosas, al mando de Martín De Cristóbal y Jorge Casas, hasta la puerta de la casa de Bladimir Joyo Morán de la Cruz, alias “Cabecita”, la semana pasada.
El hijo del capo narco no estaba, pero sí su madre: Zoila Joyo Chicaquahua, ex pareja de “El Loco”. Si bien no tendría que ver con el asesinato, la mujer fue detenida. Es señalada en una causa de narcotráfico como una de las cabecillas de la banda.
En esa casa, un dúplex ubicado muy cerca de la “Casa del Pueblo”, los detectives hallaron cerca de sesenta celulares, varias notebooks y pendrives y 17 mil pesos en efectivo, un hidromasaje, un oso de peluche gigante y un placard repleto de zapatillas. En otras viviendas vinculadas a la banda secuestraron 8,5 kilos de cocaína, 4,5 de marihuana, varios kilos de bicarbonato (sustancia utilizada para estirar cocaína) chalecos antibalas, una carabina y dos armas cortas. La organización distribuye las armas y las drogas en diferentes domicilios por dos motivos: para que los jefes no sean atrapados con droga en su poder y para despistar y esconder la mercadería de los sabuesos. En el “pasillo de los zombis” –uno de los pasajes que a la noche es bloqueado el paso mediante rejas por los narcos– la Policía encontró en un pequeño cubículo a tres hombres armados. Cuidaban uno de los arsenales de la banda. Fueron detenidos.
En los múltiples allanamientos ordenados por el juez federal Ariel Lijo, por pedido del fiscal Jorge Di Lello, los detectives apresaron a Jonas de la Cruz Loa, conocido como “Manchita” y apresado hace dos años por un crimen y otro intento de homicidio. Poco después quedó libre. Ahora, en su vivienda encontraron un kilo y medio de cocaína pura, es decir, sin estirar.
“Cabecita” se esfumó junto a su primo, Richard “Kimbol” de la Cruz, mencionado en la causa que investiga el crimen de Mónica Rojas Palma y por la que fue detenido, el presunto tirador de la banda: “Piedrita” Arredondo. Alrededor de esa muerte habría otra motivación. Le habría presentado un hombre a una de las ex mujeres de César. Dicen que Zoila habría sido la encargada de llevarla engañada al lugar donde fue asesinada: la manzana 102. Rojas Palma corrió e intentó refugiarse en una peluquería. Pero ya era tarde. Fue acribillada por la espalda.
“Cabecita” y “Kimbol” están señalados como los presuntos tiradores en el crimen de Irigoitia. De ser cierto el mito que gira en torno al líder, la familia seguiría los pasos del sanguinario Morán de la Cruz.
El clan De la Cruz tomó el poder con la caída de “Los Sampedranos”, una banda integrada principalmente por paraguayos, y con la merma en la actividad de Alionzo Rutillo, alias “Ruti”, el peruano que fue beneficiado con la Ley de Extrañamiento pero que tiene captura internacional.
Pese a los “lujos” de la casa de Bladimir y al control territorial que ejercen en el barrio de Retiro, en la fiscalía de Di Lello no creen que la cadena de responsabilidades se acabe en “El Loco César” ni en en sus rivales: “Ruti”, “Los Sampedranos” y los hermanos Fouz Acosta, quienes mantienen la guerra narco viva. Estiman que detrás de esos nombres, y fuera de la villa, se esconden los verdaderos capos.
El otro clan de Retiro
“El Loco César”, preso en la cárcel de Devoto, no es el único narco que utilizaría a su familia como “lugarteniente” en la Villa 31. Su principal competidor, el peruano “Ruti” también habría abierto las puertas del negocio a sus parientes: sus sobrinos Juan Cruz Fernández, y Rusbén Jhon Ramos Noa, alias “Hércules”, estuvieron a cargo hasta que fueron asesinados. Todo habría quedado en manos de Richard “Choclito” Ramos Noa.
En abril de este año, mientras realizaba tareas de investigación, personal de la Brigada de la Comisaría 46ª de la Policía Federal detuvo a Dante Josué Ramos Gutiérrez. El hijo de “Ruti”, de 21 años, tenía un pedido de captura por un homicidio.
Junto con Dante Josué, se encontraba un cómplice peruano.
El allanamiento del 7 de abril, comandado por el jefe de la Federal Néstor Roncaglia, tuvo el objetivo de desmembrar a la organización narco paraguaya conocida como “Los Sampedranos”. Di Lello pidió expropiar los domicilios allanados para que no vuelvan a ser ocupados por los narcos y en su lugar, sean utilizadas por el Estado. En la actualidad, la Casa del Pueblo y el “Corralón de Tarzán” tienen consigna policial, a la espera de convertirse en un Centro para Adultos y un centro de desarrollo económico y laboral.