POLICIA

Alarma por una ola de robos en estancias, chacras y clubes de campo

Asaltaron a ocho predios de Cañuelas, entre ellos el de la familia Cambiaso. Vecinos armados. Galería de fotos

Martina De Estrada. La madre del reconocido polista denunció el 23 de mayo que desconocidos entraron en su estancia y le robaron dinero y joyas.
| Cedoc

La seguidilla de asaltos a estancias, chacras y clubes de campo y polo de Cañuelas comenzó a principios del año pasado, pero llegó a su pico en las últimas semanas con el golpe ocurrido en uno de los lugares más tradicionales y exclusivos de la zona: la estancia La Martina Polo Ranch, propiedad de la familia del polista Adolfo Cambiaso.

El caso sirvió para destapar una serie de hechos cada vez más violentos que provocaron una enorme preocupación entre los habitantes de la zona. Sin ir más lejos, algunos de ellos decidieron por cuenta propia armarse y recorrer los campos en camionetas 4x4. 

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Martina de Estrada, madre de Adolfito, denunció en persona el robo que sufrió el jueves 23 de mayo pasado en el predio que está ubicado a la altura del kilómetro 50 de la autopista Ezeiza-Cañuelas. Según pudo saber PERFIL, lo hizo en el destacamento policial de Vicente Casares, donde detalló los distintos faltantes que detectó: dinero en efectivo (no precisó cuánto), joyas, un tractor para cortar el pasto, bozales y monturas para caballos.

El caso no despertó tanta sorpresa entre los vecinos, quienes desde hacía varias semanas venían reclamando más controles y la creación de una patrulla rural en la localidad de Vicente Casares, epicentro de los principales golpes. Entre ellos, todavía era tema de conversación el violento asalto ocurrido cuatro semanas antes en El Metejón Polo Ranch, otro predio privado que tiene hasta hotel boutique.

El jueves 25 de abril a las 21.30, cuatro hombres armados, con guantes y sus rostros cubiertos, bajaron de un VW Bora. El vigilador, que a esa hora estaba en la garita de acceso, fue reducido y amenazado. Lo maniataron y hasta le cubrieron el rostro con una capucha. Pocos minutos después, entraron en la casa del médico Pablo Ivanovich, quien estaba junto a sus hijos. Le robaron dinero y artículos de electrónica. Y se fueron.

Por el modus operandi, los investigadores dudan que se trate de la misma banda que visitó a la familia Cambiaso, aunque por estas horas nadie lo puede descartar. Eso sí, casi todos coinciden en que los delincuentes que operan en Cañuelas no serían de la zona. “Creemos que es gente que viene a robar desde La Matanza.

En los casos de cuatrerismo, por ejemplo, seguimos los rastros de los animales y podemos asegurar que el 90% termina en ese partido”, asegura a PERFIL Juan Perazzo, integrante del Foro de Seguridad de Vicente Casares y Máximo Paz. 

Miedo, reclamo y acciones. La creciente inseguridad en la zona motivó reuniones entre vecinos y la confección de un petitorio que fue entregado a la intendenta de Cañuelas, Marisa Fassi, hermana de la reconocida modelo y esposa de Gustavo Arrieta, curiosamente el actual ministro de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires.

Entre otras cosas, exigieron la creación de una patrulla rural con asiento en Cañuelas y el cierre de un paso clandestino conocido en la zona como el “puente de los cuatreros”, que finalmente fue cercado ayer con la presencia de Osvaldo Díaz, director de Seguridad de la Municipalidad.

Desde el Foro de Seguridad de Cañuelas, dijeron a PERFIL que existe una sola división en la zona abocada a los delitos rurales. Lo increíble es que abarca once localidades (Brandsen, San Vicente, Lobos, Monte, Cañuelas y Marcos Paz, entre otras) y contaría con un solo móvil. “Está todo desbordado. En la Policía no se trabaja en conjunto y se juega mucho al teléfono descompuesto. Por eso, muchos no hacen la denuncia”, entiende Perazzo. PERFIL intentó comunicarse con el jefe de la División Cuatrerismo de Dolores, pero no obtuvo ninguna respuesta.

Mientras tanto, el miedo y la paranoia crecen como hongos. Sergio Avila (41), dueño de un almacén de rubros generales y una parrilla en Vicente Casares, contó a este diario que se le hace difícil dormir. “Cada una hora nos levantamos para evitar que nos roben los caballos. Salimos con linternas a recorrer el campo porque es la única manera que tenemos de evitar un robo”, asegura a PERFIL.

Avila sufrió dos robos en los últimos dos meses. El más grave fue cuando dos delincuentes entraron a su campo y le dispararon cuando salió corriendo. “Nos estamos uniendo con otros vecinos para protejernos porque la Policía no responde. Por ejemplo, no hay conexión entre el destacamento de Máximo Paz y la División de Cuatrerismo. Ni siquiera tienen el teléfono. Es una risa”, dice Avila. Para él, como para otros tantos vecinos, la inseguridad tocó fondo.

 

Cuatreros a la orden del día

El cuatrerismo es el delito que más preocupa a los propietarios de campos y estancias de Cañuelas. Si bien no existen cifras oficiales y para colmo muchas de las víctimas prefieren no denunciar los casos, desde el Foro de Seguridad dijeron que los casos ocurren casi a diario.

“Por el tema de los robos, cada vez hay menos caballos de polo”, cuenta a PERFIL Juan Perazzo, integrante del Foro.

Ante la falta de respuestas de las autoridades policiales y la seguidilla de casos registrados en los últimos meses, los vecinos iniciaron una cruzada que tiene como objetivo recuperar los animales robados.

“En la página web www.caballorobado.com.ar se vuelca la foto con los datos del caballo que fue sustraído”, explica Perazzo. Para graficar la gravedad de la situación que se vive en la zona de Vicente Casares y el Gran Cañuelas, revela que “un vecino prácticamente dormía con su caballo”. Lo increíble es que días después se lo robaron igual.