Gabriel Gutiérrez de 25 años, era un testigo clave en la causa por la muerte de Braian Hernández, asesinado por el policía Claudio Salas el 19 de diciembre de 2012. Gutiérrez declaró ayer ante la Justicia y señaló a Salas como el autor material del crimen. Esta mañana, recibió cinco disparos y murió desangrado antes de llegar al hospital.
El martes había comenzado el juicio por la muerte de Hernández, un joven que se encontraba paseando junto con amigos arriba de un auto por la ciudad de Neuquén cuando fue interceptado por un móvil policial. Según sostiene la investigación, Salas efectuó varios disparos contra el vehículo. Uno impactó directo en la cabeza de Hernández.
El policía admitió durante la investigación del asesinato haber disparado contra el auto en el que circulaba la víctima, y está acusado de "homicidio calificado". Además, cuenta con el agravante de haber sido cometido con violencia mediante el empleo de un arma de fuego. La pena a la que podría ser condenado, en caso de ser encontrado culpable, es prisión perpetua. Salas argumentó que disparó contra el auto porque creyó ver que los jóvenes le apuntaban con un arma.
Gutiérrez era quien manejaba el auto en el que viajaba Hernández. Ayer prestó declaración en el juicio y señaló a Salas como autor de los disparos. Asimismo, negó la existencia de un arma en el vehículo en el que se movilizaban. Esta mañana, el joven fue herido en las piernas, brazos, pelvis y abdomen. Como consecuencia de las heridas, murió desangrado antes de ingresar al hospital Heller.
Según sus allegados, Gutiérrez había alcanzado a decir antes de morir: “Fue El Gordo”. La muerte del testigo pone bajo sospecha a la policía local, especialmente al entorno de Salas.