La aparición del cadáver de Candela Rodríguez dio por tierra con los pronósticos oficiales de encontrar con vida a la pequeña desaparecida hace ocho días en su barrio, en la localidad bonaerense de Hurlingham. Mientras la opinión pública expresa su desazón e indignación ante el final de esta historia, los médicos forenses de Morón realizan la autopsia con la que se espera comenzar a dilucidar el caso.
Las primeras informaciones descartarían la principal línea de investigación mantenida por la Policía bonaerense durante los primeros días de la investigación: que Candela hubiera sido cooptada por una red de trata de personas. En principio, el cuerpo de la nena no arrojó indicios de abuso sexual. Conservaba sus anillos y tenía el mismo peinado que llevaba cuando desapareció.
Según trascendió, Candela fue hallada en tres bolsas de consorcio, prolijamente acondicionada, detalle que asombró a los investigadores, con lo cual se cree que se trataría de un mensaje mafioso en consonancia con las amenazas telefónicas recibidas por la familia Rodríguez días atrás.
Las primeras revisaciones sostienen que Candela habría muerto hace 72 horas, un día antes de que su tía recibiera el llamado telefónico en el que amenazaron con matar a la nena. El cuerpo tiene signos de asfixia y un fuerte golpe en la cara, que puede haber sido provocado al arrojarla al costado de la autopista.
Ciertos datos obtenidos por los forenses alertan ahora a los investigadores. La niña apareció completamente desnuda y con los pies limpios, y sin signos de abuso. Este detalle no es menor: la ausencia de sus prendas impide deducir los lugares donde estuvo cautiva.
Tampoco se habría hallado sangre en las tres bolsas que la recubrían. En base a la información proporcionada, y difundida por el canal C5N, las bolsas estaban cerradas, mezcladas con otras más grandes (de alimento balanceado para perros), llenas de piedras.