El drama de la familia Bartolomedi, en el que se mezclan muerte, delincuencia y venganza, comenzó en 2001 con el homicidio de Rubén, un comerciante de La Plata. Mañana, esa historia tendrá su cierre cuando se conozca la sentencia para sus dos hijos, Rubén Horacio y Juan José, acusados de haber matado en enero de 2008 al asesino de su padre, justo cuatro meses después de que éste recuperara la libertad tras purgar la mitad de su condena.
Su madre, Estela Sánchez, perdió a su marido y teme correr la misma suerte con sus dos hijos. Grita ante quien esté dispuesto a escucharla que ellos son inocentes, aunque, al mismo tiempo, jura que no lamentó la muerte del ex convicto. “Dios me lo sacó de encima”, confío a Perfil al respecto de Jorge Andrés “el Rápido” Di Paulo.
Estela no acepta que sean hoy sus hijos quienes están sentados en el banquillo y asegura que no hay pruebas concretas contra ellos. “Mis hijos son inocentes. Todo el barrio los apoya, saben que ese día estaban en mi cumpleaños. El Rápido no era ningún trigo limpio, deberían buscar por otro lado. A mis hijos les dije que estén con la frente bien alta porque no hicieron nada”, explica. Sin embargo, en sus palabras se filtran rastros de rencor.
“Creo en la justicia divina y en Dios. Fue él quien hizo justicia, no mis hijos”, asegura. Pese a los dichos de su madre, Rubén y Juan José Bartolomedi, de 24 y 25 años, hoy se alojan en la Unidad 9 de La Plata. Antes, estuvieron en Olmos y Magdalena. “Estoy preocupada por ellos. Según la ley de la cárcel, ellos mataron a un chorro, y eso dentro de la vida entre rejas no se perdona. Hace dos meses a Rubén lo apuñalaron en la cabeza y en la pierna”, comenta preocupada.
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