“Sergio, tienes que bajarte, es lo único que puedes hacer. Te convocaremos en diciembre”. Con su acento, una rara mezcla de un castellano centroamericano con modismos argentinos, Jaime Duran Barba le decía, cara a cara, a Sergio Massa qué es lo que tiene en mente él y, por propiedad transitiva, Mauricio Macri. Aunque se trataba de un café informal, y no fue en calidad de negociador, hoy el pensamiento del asesor estrella del PRO se transformó en fundamental para entender cómo se está moviendo el principal candidato de la oposición.
Es parte de la “mesa chica” de decisiones. El lunes estuvo en el almuerzo donde volvió a dejar claro que había que “pintarse de amarillo” para llegar a la Casa Rosada. Hoy Duran Barba siente que la estrategia que trazó hace más de un año está en consonancia con lo que la sociedad demanda: un liderazgo opositor no “contaminado” por el PJ.
El viernes se lo pudo ver en Mar del Plata, donde en su alocución reveló una encuesta que Ezequiel Spillman, pero además resaltó que sostener “lo nuevo” será fundamental. Estaba acompañado por su fiel asesor, Santiago Nieto, quien no sólo va con él a las reuniones políticas, sino que juntos escribieron El arte de ganar, el libro en el que se explica “cómo usar el ataque en campañas electorales exitosas”.
Los inicios. Duran Barba conoció a Macri en 2005, cuando el líder del PRO arrancaba su campaña como candidato a diputado nacional con el “salto del bache”. En ese entonces el presidente de Boca no tenía prácticamente formación política ni “rosca”, y lo asesoraba Doris Capurro, hoy con un cargo estratégico en YPF y muy cercana a Cristina Kirchner. Desde esos años comenzaron a crear una relación personal con resultados: el macrismo nunca perdió una sola elección desde ese año.
Su trabajo siempre fue de “asesor político”, sumado a la confección de informes en los que mezcla su particular mirada, encuestas de opinión y focus group (sondeos cualitativos). A diferencia de otros, no hace ni spots, ni escribe discursos. Entre otras cuestiones, le gusta cruzar variables en sus estudios. Uno de los últimos que lo entusiasmó fue cruzar las variables “usted es religioso” con “qué candidato le gusta más”. De todas maneras cree que la mayoría de la gente “odia la política”.
Quienes lo conocen bien hablan de un hombre inteligente pero también distraído. En una de sus primeras incursiones, hace dos meses, en la campaña de Horacio Rodríguez Larreta deambuló sin destino durante varios minutos por los pasillos para intentar encargar una Coca-Cola antes de una reunión de estrategia. “¿Hay algún lugar donde se pueda pedir una gaseosa?”, interrumpió al jefe de Gabinete porteño, tras dar algunas vueltas por el edificio de Parque Patricios.
Actualmente sostiene ante propios y extraños que el PRO es “la nueva izquierda” y que es “progresista”, y se enoja cuando le endilgan ser quien maneja, en las sombras, a Macri. “Es absurdo, Mauricio tiene mucha personalidad”, les responde. También fue blanco de polémicas: acusó a Federico Pinedo de padecer “Alzheimer”, dijo que Hitler era un “tipo espectacular” y generó el enojo de la cúpula del PRO cuando ofreció sus servicios de asesoramiento a los candidatos de Santa Fe que trabajan con Miguel del Sel sin consultar al partido previamente. También fue involucrado en una causa por una presunta campaña sucia en 2011 contra Daniel Filmus.
Quién es. Con 67 años, un hijo y dos nietos –aunque nunca creyó en el casamiento–, Duran Barba se transformó en un personaje central de la política. Si bien siempre se lo asoció a Macri, como una suerte de mentor de su carrera, pasa su vida como nómade: viaja por Latinoamérica, en especial su Ecuador natal, México (asesoró al ex intendente del DF, Marcelo Ebrard), Brasil (con Marina Silva, quien salió tercera en las presidenciales) y, obviamente, Argentina. También viaja a EE.UU. cuando da clases como profesor de la George Washington University. Cuando está en Buenos Aires se hospeda en un departamento en Recoleta, que alquila regularmente. Está ubicado en la exclusiva Avenida Alvear, a pocos metros de la plazoleta Carlos Pellegrini, donde están el Jockey Club y la residencia del embajador de Brasil. A la vuelta se encuentra el shopping más caro de Buenos Aires, el Patio Bullrich. Según cuentan en el macrismo, tiene un campo con un criadero de caballos (Martinica, la potra que lo ayudó, es su predilecta).