Luego de la aberrante violación del albañil de 57 años Teófilo Giménez sobre su hijastra de 12 en un albergue de San Justo, Perfil.com entrevistó a un especialista en abusos sexuales de menores, el reconocido médico psiquiatra Hugo Marietan.
-¿Cómo a un hombre de 57 puede seducirle una niña de 12 años de su entorno familiar?
-No es algo que se da de repente. Es un proceso de seducción de este hombre hacia la chica y hay ciertas señales de ella hacia él. Si no, él no hace estas cosas. La tercera cuestión es la madre: no se da cuenta de lo que está pasando. Cuando hay un abuso intrafamiliar que se mantiene en el tiempo, siempre hay complicidad de la pareja. A veces la propia hija le dice a ella que él la esta manoseando o le dice cosas. Pero la madre la puede retar, insultar y la trata de mentirosa. Ahí se juega un territorio entre hembras, lo que despierta el celo de la madre hacia la hija. Por otro lado, el temor de la madre de que su pareja se vaya de la casa cuenta. A veces por seguridad, estatus o dependencia económica, algunas madres "entregan a las hijas".
-¿En un primer momento la niña pudo haber consentido la relación?
-Por lo que sabemos del caso, la chica se arrepiente a útimo momento. Yo creo que la niña pudo haber dado el consentimiento y se arrepintió por miedo. Si dio una especie de consentimiento, igual es una violación porque la diferencia de edad es grande y ella tiene 12 años. Se entiende que un adulto puede inhibir sus impulsos, controlar los impulsos y saber las consecuencias que tendrá una relación prematura para la chica. Ella, no. Esa asimetría lo hace un delito.
-¿Por qué cree que la lleva a un albergue transitorio?
-La lleva a un "telo" por un tema de soberbia. Es el aspecto lúdico, de apostar a algo, que nadie se dé cuenta. Es apostar a que no va a pasar nada y que la va a pasar bien. El está convencido de eso. El cree que ella va aceptar ir ahí y que va a respondar a sus deseos sexuales. Esto de no importarle las consecuencias en la menor, de ejercer un acto perverso, coincide con la estructura de un psicópata. También se trata de la hija de su pareja: no es una infidelidad simple, sino una compleja.
-¿Esto puede desestructurar a la relación madre-hija?
-La madre dirá que no sabía nada y que no imaginaba semejante monstruosidad. A mí me pasa, los escuchó a los pacientes y eso se repite. Pero cuando se hace un tratamiento fino, ahí sí las madres recuerdan: "Sí, una vez me dijo, pero son cosas de niños...", dicen.
-¿Cuentan para los abusadores el relato viril a sus amigos del barrio?
-Entre perversos se da ese juego que está al mismo tiempo con la madre y con la hija, que disfruta de las dos, una canchereada, que lo hace quedar sexualmente como un tipo muy piola. Hay algunos padrastros que ven crecer a la chiquita y se sienten con el derecho de tener esa primera vez con la niña.
-Porque no es una hija biológica...
-Claro, no está el tabú que es su hija natural. Son argumentos falaces, por ejemplo, cuando piensan que él le pagó la escuela, etcétera, para tener derechos sobre ellas. Este es un psicópata, cosifica a la persona y ejerce el poder sobre el otro. Cuando ese poder se usa con fines sexuales, se contamina de perversión. Por eso este hombre es un psicópata perverso.
-¿Estos perversos buscan sentirse más "jóvenes" o viriles a los 57 años con un abuso de una niña de 12?
-No, esta clase de violadores son perversos a los 30, a los 40 o a los 50 años.
-¿En la cárcel qué tipo de tratamientos psiquiátricos se hacen con estos abusadores?
-No hacen nada si no es un enfermo psicópata. Esto no tiene corrección, son conductas incorregibles. Ni con terapia ni con premios ni castigos se subsana.
-¿Y la castración química?
-No, no sirve para nada. Eso es una pavada de Mendoza.
