Como informarámos ayer, un hombre y su pareja, ambos de 29 años, fueron detenidos en la localidad bonaerense de Pablo Podestá, acusados de ser los autores materiales del crimen del policía Aldo Garrido, ocurrido ayer cuando intentó frustrar el robo a un comercio en pleno centro del partido de San Isidro. Tras los arrestos, el superintendente de la Policía Bonaerense, Daniel Salcedo, aseguró a la prensa que el hecho está "debidamente probado y esclarecido".
Según trascendió, el hombre confesó ante la Fiscalía de San Isidro haber sido el que ejecutó a Garrido a sangre fría. Se trata de Néstor Luque, un ex convicto que hace pocas semanas había recuperado su libertad. Su mujer fue identificada como Débora Acuña, y tienen un nene de 8 años que quedó en guarda de la abuela para su custodia provisoria.
En la casa de Pablo Podestá también fue arrestado el dueño de la vivienda y cuñado de Luque, sospechado de encubrir a la pareja que fue acusada por el homicidio de Garrido.
Fuentes policiales informaron a DyN que en la vivienda se secuestraron dos armas: una pistola 9 milímetros, que sería la del policía asesinado, y otra calibre 32 largo, además de ropas manchadas con sangre. Los detenidos quedaron a disposición de los fiscales de San Isidro Diego Callegari, María Virginia Toso y Eduardo Rodríguez, -asignados al caso por el fiscal general de San Isidro, Julio Novo-, quienes los indagaron anoche.
Según indicaron voceros policiales, Luque había salido en libertad el 2 de febrero, por disposición del Tribunal Oral en lo Criminal número 2 de San Martín, en el marco de una causa por portación ilegal de arma de guerra, iniciada en el 2006.
Por esa causa, Luque estuvo detenido cerca de dos años en la cárcel de Olmos, tras lo cual se le concedió el beneficio de arresto domiciliario mediante monitoreo por tobillera electrónica, hasta que hace dos semanas se le concedió la libertad definitiva.
Asimismo, señalaron que el cuñado tenía como antecedentes una causa por robo calificado, también del 2006, en la que intervino la Unidad Fiscal de Instrucción 3 de San Martín y por la cual estuvo preso en una comisaría. Según los investigadores, el puntapié inicial que permitió la detención de los presuntos autores del crimen de Garrido fue el hallazgo de un llavero con el foto del hijo de la pareja en la escena del crimen y unos boletos de un colectivo que cumple recorrido en la zona, que se les habrían caído a la mujer durante la huida.
Garrido, quien llevaba 31 años en la Policía Bonaerense, la mayoría de ellos realizando tareas de vigilancia en el centro comercial de San Isidro, donde era muy querido por los dueños de los negocios y los vecinos, fue asesinado ayer, cerca de las 9, cuando trató de frustrar el robo a un comercio de ropa marca Kevingston, situado en la calle Chacabuco 361.
El policía, que se desempeñaba en la comisaría primera de San Isidro como teniente, aunque fue ascendido post mortem al cargo de capitán, vio movimientos extraños en el local por lo que fue a ver qué pasaba cuando una pareja le robó su arma reglamentaria y el cargador, tras lo cual lo ejecutó.
Según el superintendente Salcedo, la autopsia sobre el cadáver de Garrido determinó que "le efectuaron cuatro disparos con dos armas. Uno de los disparos, apoyado en el centro de la espalda, fue el mortal que le perforó el corazón y la aorta".
Garrido había nacido en 1947 en la provincia de Tucumán, donde reside su familia. El 24 de abril de 1977 entró a trabajar en la Policía Bonaerense, por lo cual ya estaba en edad de jubilarse, pero ante un pedido suyo fue autorizado para continuar en actividad.
Fuente: DYN