POLICIA
historia de una obsesión criminal

El misterio de Daiana: desapareció hace 6 años y una pericia caligráfica complica a su vecino

La joven de 17 años desapareció en Tucumán en mayo de 2017. Por el caso está siendo juzgado su vecino y principal sospechoso por el femicidio: Darío Javier Suárez. El acusado era una persona de confianza de la familia de la chica y con quien ella habló por teléfono antes de desaparecer. Antes del inicio del juicio se sumó un elemento clave que complica su situación: recuperaron unos manuscritos que habían sido secuestrados en distintos allanamientos, pero que se habían extraviado. Los papeles revelan una “obsesión” del acusado con la víctima. Según las pericias, fueron escritos por él.

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Encierro. Darío Suárez estuvo detenido durante dos años tras la desaparición de Daiana Garnica y luego recuperó la libertad. La fiscalía y la querella pidieron que quedara detenido por temor a que se fugara. El tribunal ordenó que sea demorado hasta el día de la sentencia. | cedoc

Cuatro escritos claves en la causa por la desaparición y presunto femicidio de una adolescente de 17 años estuvieron extraviados por años. Pero, en los días previos al inicio del juicio, fueron encontrados en una caja de evidencias que estaba en la fiscalía. Se sospechaba que esos manuscritos correspondían al principal acusado de haber matado y ocultado el cuerpo de Daiana Garnica en 2017. Tras el hallazgo, los fiscales le solicitaron al Tribunal que les permitieran realizar ese peritaje caligráfico que había quedado trunco, por lo que el debate se postergó dos días. El resultado fue concluyente: pertenecían al acusado. Así fue como a último momento se sumó un indicio revelador contra Darío Javier Suárez (45), que la próxima semana sabrá si lo condenan o no por el femicidio.

La fiscalía sostuvo en los alegatos del pasado viernes que para inculpar a Suárez se tuvo que reconstruir un rompecabezas, porque debido a la falta de un cuerpo “que hable” había que unir las piezas para interpretar qué fue lo que sucedió aquel 6 de mayo de 2017 en Tucumán. De esa manera, todo el entramado se fue cerrando tras los pasos de este hombre que era un vecino de suma confianza de la familia Garnica y que trabajaba en una ladrillera. 

El celular de Daiana fue una de las piezas relevantes en el expediente, porque allí quedó la última conversación entre ambos. Luego, una investigación paralela en el fuero federal descartó la hipótesis de que había sido entregada a una red de trata. Otro de los bloques centrales de este entramado fueron estos cuatro papeles que dejan traslucir una “obsesión” del acusado sobre la víctima, según los investigadores. 

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En los escritos se habla de una Daiana. En uno de ellos le pide “que lo acompañe a comprar un regalo para mi mami”, y justamente ese mismo argumento fue el que utilizó en la última conversación que tuvieron por WhatsApp para que la joven saliera de su casa. Pero en el papel identificado en la pericia como “D” menciona ese mismo nombre, le dice “mi amor” y asegura: “Te voy a llevar a mi lugar eterno”. 

“Más allá de analizar el comportamiento de Suárez como borrar mensajes, planificar el hecho, pedirle a Daiana que no le avise a la madre, juntarse con gente para que lo vean, tenemos una prueba más objetiva: son esos papeles que fueron peritados por la fiscalía. Quiero destacar a los fiscales que recibieron la causa, se pusieron a investigar y encontraron la caja que estaba extraviada y que fue peritada”, destacó en sus alegatos el abogado querellante Carlos Garmendia sobre los auxiliares fiscales Gerardo Arch y Osvaldo Martínez Terán que llevaron adelante la acusación en el juicio. 

“En un papel escribió lo mismo que le mandó por Whatsapp a Daiana. En otro, una especie de confesión: ‘Daiana hermosa de chiquita ha sido como mi hija pero no aguanto más, mi amor chango que hago yo. Te voy a llevar a mi lugar eterno’. No lo va a decir, pero lo ha escrito. Y un tercer papel que podría ser una lista de chequeo. Qué es lo que tengo que hacer: lavar el auto, lavar la ropa, en la ladrillera. Esto, esto, esto”, enumeró la parte legible del listado que le atribuyeron al acusado e interpretaron como una especie de punteo de los pasos a seguir luego del crimen.

El inicio del juicio estaba planteado para el 10 de abril último, pero comenzó dos días después por la recuperación de esa prueba. La licenciada en criminalística Cristina del Valle Ybarra comparó la presión de la escritura, los rasgos y la inclinación de las letras, entre otras cuestiones técnicas, para determinar si esos manuscritos fueron hechos por el acusado. Y efectivamente encontró coincidencia entre ellos y un texto que posteriormente había redactado el sospechoso para la pericia. Así concluyó que Suárez fue el autor de esos textos. 

Mientras que la defensa de Suárez puso en duda la cadena de custodia de esa prueba durante sus alegatos finales. Y puntualizó que “no se encontró ADN” del acusado en esos papeles. 

Según determinaron los investigadores ese sábado 6 de mayo de 2017, Suárez le envió un mensaje a Daiana a las 18.41 para que lo acompañara a comprarle un regalo a su madre, pero le pidió que borrara los mensajes y que no le dijera a su familia que iba a estar con él. El justificativo era que el obsequio era una sorpresa.

La joven no le hizo caso. Le avisó a su madre que Suárez la llevaría a comprar las golosinas que antes le había encargado ella para el kiosco familiar y dejó el celular en su casa. Como Daiana no volvió, increparon a Darío y le revisaron el teléfono, pero él no tenía mensajes con la adolescente. Pero más tarde, los Garnica encontraron el aparato de la menor y allí confirmaron el encuentro entre ambos.

La parte acusatoria pidió perpetua para Suárez, mientras que la defensa, su absolución. Los jueces Rafael Macoritto, Dante Ibáñez y Diego Lammoglia darán su veredicto el próximo martes.

 

Casos testigo

El juicio de Daiana Garnica no es el primero que se lleva a cabo en Tucumán sin que se haya encontrado el cuerpo. Hay dos antecedentes en los que los acusados terminaron condenados por la desaparición y el homicidio de las víctimas. Uno es el caso de la docente Beatriz Argañaraz (45) y el otro es el femicidio de Milagros Avellaneda (26) y su hijo Benicio (2). 

Beatriz desapareció en 2006 y por el hecho fueron condenadas a 20 años de prisión las dos exmonjas Nélida Fernández y Susana Acosta. Según la investigación, las acusadas la habían citado a su departamento y allí la mataron. 

Mientras que por el asesinato de Milagros y su hijo fue condenado a perpetua el padre del nene. Se trata del expenitenciario Roberto Rejas que obtuvo la pena máxima en 2021. 

En el caso de Daiana, la fiscalía sostuvo: “Ese cuerpo no pudo hablar a través de pericias, porque Suárez se encargó de que no aparezca. De esa manera quedó sepultado lo acontecido, pero eso no puede garantizar su impunidad”.