La frase de un testigo que declaró en la causa sintetiza el perfil del último de los sospechosos detenido por el crimen de Candela: “Tenía dos fierros, uno en la cintura adelante y otro atrás. Me dijo: ‘Si se me cruza un pato (policía), o lo mato o me mata’”.
En ese momento, Leonardo Jara, de 34 años, se había convertido en uno de los hombres más buscados del país. Los policías que seguían sus pistas sabían que debían tomar cierta distancia antes de entrar en acción. Porque de los ocho sospechosos que tiene actualmente el caso, Jara era el hombre que reunía los requisitos suficientes como para ser considerado una persona “de extrema peligrosidad”.
Después de seguir más de veinte pistas y mantener una vigilancia encubierta en los cinco domicilios que solía frecuentar, los investigadores del caso pudieron detenerlo cuando presuntamente estaba a punto de cerrar una operación que le permitiera obtener efectivo para seguir en la clandestinidad.
Jara fue detenido el martes último a la noche en una casa de José C. Paz. Según fuentes policiales, tenía una escopeta que no pudo usar porque fue sorprendido antes de que pudiera reaccionar.
Claudia Fernández, su abogada, aseguró a PERFIL que a su defendido lo condenan sus antecedentes pero aclaró que en este caso “no tiene nada que ver”. “No conoce a nadie. Ni a Candela ni a nadie. De los detenidos sólo conoce a Fabián Gómez pero hace ocho meses que no tenían relación”, destaca la abogada.
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