Llegó al cementerio en silencio, pasadas las 9 de la mañana y se retiró sin decir una palabra. Le llevó un ramo de flores amarillas que dejó junto a unas blancas que estaban en el lugar. Como suele hacer cada vez que se cumple un nuevo aniversario del asesinato de Nora Dalmasso, Marcelo Macarrón visitó ayer la tumba de su esposa.
A pesar de que en estos cinco años nunca llegó a ser acusado formalmente, el viudo, que estaba en Punta del Este cuando ocurrió el crimen en su casa de Villa Golf Club, sigue siendo uno de los principales sospechosos que tiene la Justicia cordobesa que naufraga entre pistas dudosas y que todavía no logra dilucidar el móvil del asesinato.
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